Hay una copla andaluza que dice algo así: "el río Guadalquivir pasa por Lora, Lora del río". Y esta semana me ha sido inevitable recordar la cancioncilla, mientras era testigo televisiva del desastre que este río ha causado, con prisa pero sin pausa, en ésta y otras localidades asentadas desde siempre en su ribera.
Ver una situación de desamparo y de tragedia tal, en los ojos de quien ha perdido todo por lo que lleva años luchando, resulta desesperanzador porque la naturaleza ha vuelto a recordarnos de nuevo que sólo somos pequeños seres insignificantes, incapaces de entender tras la soberbia, la magnitud de su grandeza.
Nosotros que nos creemos el ombligo de un mundo edificado a nuestra imagen y semejanza, estamos destinados para siempre a observar atónitos la lección de este Planeta que saca a la luz su armamento convencional de destrucción masiva, para arrasar las ilusiones de los que nunca lo provocaron y de los que menos se lo merecen.
Este año Andalucía no tiene motivos para celebrar su día y me da rabia. Pero siendo andaluza, también sé que todas y cada una de esas personas saldrán adelante aunque sea a nado, porque a pesar de los típicos tópicos que tanto daño nos hacen, en esta región relegada del mundo hay mucha gente que trabaja duro para seguir subsistiendo.
Y por eso me indigno, porque ya va siendo hora de que los andaluces podamos al fín levantar la mirada. No lo digo como reivindicación política ni con soniquete de himno. Lo digo porque tengo la necesidad de desearles, de desearnos, a todos los de mi tierra, el futuro que nos prometieron, la bonanza que aún no tenemos.
Es momento ya de que dejemos detrás la sombra de la emigración forzosa y de que algo o alguien apueste de una vez por todos esos paisanos que nos llenan de orgullo, por esos andaluces que andan por ahí, haciendo camino por la otra cara del mundo y por los que decidimos quedarnos aquí, a compartir las migajas que a otros lugares de España les sobra de la merienda diaria.
Por lo demás, podemos decir tranquilos que la Andalucía a la que el poeta cantó está viendo cumplirse todo aquello que pedimos. Afortunadamente, somos libres para decidir nuestra opción en las urnas, vivimos toda la paz que este tiempo alocado nos ofrece y nunca dejaremos que nos borren el verde frescor de la esperanza.
Esperemos que el próximo año el futuro sea más alentador.