sábado, 20 de septiembre de 2014

Volver a la vida

El próximo dos de octubre vuelvo a la vida. 
No, por favor, no leedme con cara rara. No soy de las que espera encontrarse con Elvis en el Mercadona, ni fan de los zombies vivientes esos que están ahora tan de moda. Me refiero a que retorno a la "vida literaria" porque sale a la calle, con presentación incluida, mi segunda novela.
Es realmente emocionante, no os lo voy a negar. Vuelvo de nuevo a las ilusiones, a las mías y a las de los demás, que no son menos importantes. Empiezo otra vez a sumergirme y darme un baño placentero en el agua tibia de los buenos deseos. Me los transmiten los amigos, la familia y la gente encantadora a la que he conocido en este recorrido. Todos andan ya renovando hasta el borde, nuevamente, la piscina terapéutica en la que se alivian los dolores del alma. Todos vuelven al empeño de hacerme sentir querida con sus propios nervios, con ese compartir evento en el facebook chivato, con esa forma bonita de decir que su hermana, su prima, su amiga tiene nuevo libro, vamos, como yo decía, que vuelve, de nuevo, a la vida.
Supongo que también habrá quien piense: ofú, ésta otra vez...Pobre hombre/mujer...Qué se le va a hacer, no se puede gustar a todo el mundo. Pero fijaros que hasta en eso he sido agraciada en este mundillo. He tenido la fortuna de topar con los detractores más educados del mundo. Pienso que los habrá, es lógico y seguramente será hasta necesario. Pero nunca se han manifestado con la mala intención de herir. Han optado por el silencio, imagino que también por la decisión de no volver a leerme, y nada más. Es curioso llegar a esta reflexión, pero creo que sería hasta justo dar las gracias a los enemigos, por la elegancia con la que han elegido serlo.
La nueva novela se llama "El suave olor de las magnolias". Está ambientada en Cádiz y Santander, año 1900. Esta vez he ensayado con vosotros introduciendo una chispita de intriga para ver qué os parece. Me he esforzado en ir un poquito atrás en la historia para la ambientación y me he apostado el corazón, como hago cada vez que escribo, en mostrar mi cariño y mi respeto hacia la persona, como tú que has llegado hasta estas palabras, que decide regalarme un trozo de su tiempo y acompañarme con un instante de su vida.
Primera presentación: San Fernando, 2  de octubre, a las 19:30 en el Centro de Congresos. Allí os espero a todos los que queráis estar. Es un día importante, un momento de emoción. Para los que os venga mal la fecha, habrá nuevas presentaciones en el Ateneo de Chiclana en noviembre, en la Universidad de Cádiz y en La Buhardilla en diciembre...bueno y muchas más que irán surgiendo.
Gracias nuevamente por todo. Con la que está cayendo fuera, se agradece enormemente que me permitáis ser un poquito feliz.
Besos 

lunes, 8 de septiembre de 2014

Comerse el mundo

“¿Qué hay para comer?”, preguntó la niña, tirándole del vestido.
Apenas acababa de empezar la mañana y Asunción todavía no había tenido tiempo de pensar. La nevera no estaba para mucho improvisar. Al mes le quedaban unos días para empezar un nuevo ciclo, y el recurso de los favores ajenos se acabó, mucho tiempo atrás, cuando se hizo imposible reponer lo pedido.
Asunción miró a la niña con ojos de madre y se asombró de lo alta que estaba, de cómo le quedaba de corto aquel vestido que apenas tenía un verano, y del brillo trigueño del pelo que ya le caía por la espalda.
 Le cogió la cara con la suavidad con la que se acaricia una joya, le levantó la barbilla y sonrió contemplando el hueco que la última caída de dientes había grabado en su sonrisa pequeña.
“El mundo, corazón”, dijo con toda la determinación que le permitió la voz ahogada,” hoy vamos a comernos el mundo”.

lunes, 1 de septiembre de 2014

Septiembre

Creo que septiembre sabe a melancolía. Tiene, como algunos buenos vinos, un cierto color pajizo que me devuelve a la infancia y al regreso del "cole", a la fragancia de los libros nuevos y al lavado de la bolsa de verano y las tardes vividas. Hay, en el mes que empieza, un suave sabor afrutado que se pega al paladar, una nota de manzana madura que se empeña en anunciarnos el otoño, que este año tardará en soplar.
Ha llegado el momento de la vuelta despacito a la rutina, el instante del bostezo, el odioso momento de recoger de nuevo la dieta y desprendernos de la arena, de los colores azules y del olor del mar. Me empeño en ello con todas mis fuerzas, aunque tengo la sensación de que los recuerdos quedarán tatuados para siempre en los pulmones y en la sangre. Llega la hora de restregarse los ojos y enfrentarse al mundo: al trabajo, quien viva la suerte de tenerlo; a los estudios, quien ande enredado entre libros; a los sueños, esos a los que la vida no les deja otra opción que coleccionar ilusiones.

Aquí os voy a esperar, en la tertulia del café, entre amigos. Ya sabéis que en esta nueva estación habrá novedades. Os las contaré...poco a poco...
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