Me pregunto quien habrá heredado en su lengua la "peinadora" del cuarto de mi madre, el "tocador" de la señorita Pepis, los "chifritos" que decía mi suegra, en su perfecto castellano de Burgos o el "comediscos" que me regaló mi tío Lucas cuando me hice mayor para la música. En los cuentos de mi casa, Blancanieves se comía un "pero", si teníamos prisa es que había "bulla", el filete era "bistec" y jugar a "angúa" fue sinónimo de calle y de amigos de hace mucho.
Al parecer, los años pasan también para las palabras. Cuando nacen o importamos unas nuevas, las antiguas se van y se llevan con ellas los recuerdos. Son esos que algún día volverán en nuestra búsqueda, en la frase de una serie de la tele o en la tarde de familia en un ratito de risas.
Oye, y no es que no me gusten las que llegan. Algunas me enriquecen con la sabia de su mezcla y otras me culturizan con la sapiencia de su técnica. Ahora decimos "jenjibre", "pérsimon", "ketchup", "facebook"...y eso está bien. Eso es signo de que el país avanza.
Pero a mí que me encanta este ejercicio de jugar con las palabras, me haría falta conocer a que lugar se llevaron todas esas que me faltan.
¿Qué palabra ya no usas?