En muchas ocasiones he dicho que a no ser que lo haga a título personal y recreando solamente mis vivencias, siento cierto pudor al hablar en mis entradas de política o de economía, porque no tengo formación suficiente para tratar de forma seria ninguno de los dos temas. Por eso, cuando como hoy necesito opinar de algo, siempre me retiro a una parte de mi interior donde se acumulan mis experiencias, la forma en que me han educado y todos los principios que a lo largo de los años he ido viendo aplicar a mis padres que serán para siempre mi referencia.
En cuanto a la economía, mi madre me enseñó que en mi casa nunca se compraban unas segundas botas, por muy mono que fuera el color, si no teníamos antes los zapatos reglamentarios del uniforme del cole o las zapatillas de la educación física.
Y creo que ese concepto simple, aprendido de una persona que por desgracia no tuvo acceso a la cultura, es lo mínimo que debe exigírsele a quien gobierna un país. Por eso hoy me veo en la obligación moral de pedirle cuentas a un gobierno que tiene el puño cerrado para la gente de a pie, pero que en cambio se mueve con mucha urgencia, asociándose incluso con los de enfrente, para salvar a los que galopan.
Parece ser que esta vez sí que ha habido hora sin cámaras y que se han reunido todos, para que la señora Sinde pueda salvar el pellejo de Alejandro Sanz (del equipo de los Tigres), o de José Manuel Soto (del equipo de los leones). De verdad te deja sin habla que estando España como está, haya dos o tres calzándose las botas, mientras la mayoría no tiene para los “tenis” (léase zapatillas de deportes una vez cruzado Despeñaperros).
Yo estoy completamente de acuerdo en que todo el mundo merece cobrar por el trabajo que realiza. De eso no cabe ninguna duda. Pero digo yo que habrá otra forma de hacerlo que no censurando la red o cobrando un canon a un colegio por usar una canción en la función de fin de curso. Todo para seguir facilitándole la vida al del corazón partío o al otro, al que le cantó a Wendolin, que tienen que seguir pagando religiosamente sus impuestos, no sé como será allí, si a la ciudad de Miami o al estado de Florida.
Entiendo que una creación artística pertenezca a su autor, hasta ahí vale, y comprendería que se protegiera la autoría de la obra durante un tiempo, es decir, que mientras que una película estuviera vigente en el cine o un artista estuviera promocionando su disco y haciendo conciertos, no se pudiera subir la obra a la red. De esa manera, la premura en ver la peli, oir el disco o leer el libro fuera de pago. Quien quiera pagarse el lujo de ser de los primeros, que se rasque la billetera. Pero no, hay que cortar por lo sano porque al parecer de lo contrario, podríamos llevar a la ruina a gente que como ya apuntaba en un comentario en facebook, tuvo la oportunidad y la suerte de pegar un soplido una vez, si acaso dos, y tocar el pito, perdón la flauta.
Mientras tanto, los trabajadores en la calle, las empresas respondiendo a las injusticias con un: pues no vengas mañana a trabajar y ya tengo tu despido procedente. Ahora, eso sí, Ramoncín que se quede tranquilo, que el pollo frito por lo que se ve, le va a seguir permitiendo vivir del rollo.
Pues nada, como dice una amiga muy sufrida, mientras exhala un suspiro: ¡esto es lo que hay!
Ahora, eso sí, me da a mi que en el pecado van a llevar la penitencia, porque el talento no se puede encerrar en ningún canon inventado por nadie. El arte surge y se hace enorme justo cuando la vida más aprieta. Esa red a la que ellos le temen tanto, quizás no sea tan temible por las descargas. Tengan en cuentan, señores artistas, que Internet está demostrando cada día que no hace falta tener un padrino para llegar a ser alguien. Tal vez el miedo cerval deberían tenérselo a toda esa gente que viene empujando detrás, que utilizan Internet, quizás no para ganar tanto dinero, la inspiración siempre ha sido la honra del pobre, sino para mostrar al mundo cuánto don hay escondido. Vas a una página de concursos literarios y te quedas maravillada de la cantidad de gente buena que hay en la literatura. Entras en youtube y está lleno de vídeos de personas que hacen magia, que concursan con cortos de cine, que inventan monólogos fantásticos. Te apuntas en Facebook en alguna página y hay cientos de grupos de chavales que te invitan a escucharlos en un bar de copas, en una playa o en una plaza.
Esa es la verdadera revolución de Internet porque os aseguro que la ilusión no muere nunca, siempre encuentra como el agua su camino, a pesar de que haya gente absurda que siga creyendo que “el arte” es morirte de frío.