jueves, 30 de agosto de 2012

RECOGIENDO


Bueno, bueno…
Miedo me da presentarme de nuevo ante vosotros, teniendo como sé que tenemos que afrontar este septiembre que llega oliendo a tormenta y augurando la pena negra de un rescate, una subida brutal del IVA que no sé cómo vamos a poder sobrellevar y otra serie interminable de anuncios catastróficos que me han hecho sentir de nuevo como en aquella época de mi vida en la que estos días de atardeceres fresquitos me revolvían el cuerpo por dentro, con la presentación de un nuevo curso y el olor a libros nuevos.
Pero, en fin, aquí estoy, desperezándome todavía de la flojera del calor y empezando a recoger los restos de este verano que ha sido, por culpa de la dichosa crisis, más tranquilo de lo que me hubiera gustado, enjuagando el cubito de coger cangrejos y limpiando la palita de buscar tesoros.
Tengo la impresión de que algo ha cambiado en mí en estos días. Releo mis últimas entradas y me doy cuenta de que andaba yo muy indignada con el gobierno que nos gobierna y con el panorama planteado. Ahora, debe ser por el relax del sol, me siento igual de indignada pero más resignada. Creo que el mecanismo de defensa del cerebro racional ha vuelto a salir en mi ayuda ante las luces de alerta, y después de oír el vocerío y examinar los semblantes, ha vuelto a apoderarse de mí esa dulce sensación de lo irremediable que es como un bálsamo a pesar de ser injusta, una especie de droga que sé que es mala y hace daño, pero que ahora me permite tomar el aire que antes no respiraba.
Sinceramente creo que España no tiene remedio. No puede tener remedio un país donde se roban miles de euros y a pesar de las sentencias, algunas veces de cárcel, nadie devuelve nada de lo que ha mangado del erario público. Mucho revuelo, muchas cámaras de televisión y más de un debate con tertulianos gritones, pero al final, todo va pasando, las voces se van acallando y el personaje de turno aguanta el tirón mediático para irse luego a descansar a Las Bahamas o a pasar un tiempecito a la sombra de una celda donde seguro será tratado con honores de cinco estrellas.
Y mientras que todos los poderes, esos que separó la Constitución, participan a gusto del circo, se cargan las tintas contra los más débiles: parados, inmigrantes, jubilados… Esto es de locos y como tales tenemos que vivir, porque a pesar de que hay voces que dicen que hay alternativas a la locura, siento que el elogio a la razón ya no se lleva en este país por el que campa a sus anchas la injusticia.
Mientras, yo me he sumergido un poco más de lleno en la literatura, quizás porque cuando la realidad es  complicada viene bien recogerse en el mundo de los sueños, así que ya os iré contando mi experiencia en los certámenes de literatura por los que ando concursando y, si queréis, siempre si queréis, os contaré que he escrito una novela para completar el ciclo…sí, el ciclo, como el Rey León, aquel de plantar un hijo, parir un árbol y escribir un libro ¿o no era así? 

miércoles, 1 de agosto de 2012

CEDA EL PASO

Queridos amigos:
Como podréis observar, la cantidad (espero que no la calidad) de mis entradas en el blog ha disminuido últimamente. 
La razón, como supongo que ya os habréis imaginado porque estaréis todos inmersos en el mismo proceso, es que el verano se ha instalado en mi vida en forma de flojera continua, entradas y salidas, terracitas con sabor a mar y playas con olor a tortilla de patatas.
Por eso, os anuncio que posiblemente durante este mes de agosto (más o menos) la actividad del blog cesará o al menos se relajará para darnos ese interludio de descanso necesario para la mente y el cuerpo.
No quiero ni muchísimo menos que esto se convierta en una señal de stop, imperativa y disciplinaria. Se trata más bien de un ceda el paso suavón, con promesa de encontrarnos enseguida y la consigna advertida de que andaré por aquí si queréis dejar un comentario, si os apetece enviar un correo o hacer uso del espacio para dejar una entradita más larga.
Espero que todos nos recarguemos de energía en estos días frente al sol, que disfrutemos a rabiar cada cual de lo que más le llene la vida y de que seamos, en la manera que sea posible, infinitamente felices.
Buenas vacaciones, buen verano, buena suerte.
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