martes, 19 de julio de 2011

UN HOTEL CON PISCINA

imagenes para Hi5

Este mes de julio, he tenido por fin mis primeras mini vacaciones. Se trataba, como os conté en otra entrada, de llevarnos a los niños un fin de semana a un lugar de esos en los que ellos se divierten chapoteando en una gran piscina y los mayores nos entretenemos nadando en cervecita y mojito, sin tener que oír la palabra “mami” nada más que lo justo para poner paz en alguna pelea entre hermanos.
Cuando alguien me pregunta por el destino de ese tipo de vacaciones, siempre suelo contestar lo mismo: me voy a un hotel con piscina. Y es que realmente es lo que define a esos días de asueto. Los niños, en estos destinos vacacionales, no tienen interés ninguno por conocer más territorio que la zona donde unas animadoras nos hacen el favor de recogerlos alrededor de algún juego, ni más hábitat local que el centro de la piscina donde pueden pasarse tranquilamente ocho horas, con el interludio obligatorio de una comida frugal.
Esta vez, como en otras ocasiones, hemos escogido Málaga como destino. El año pasado fue Fuengirola y ahora Torremolinos, zona que no nos coge muy lejos y donde hemos comprobado que nos viene de perlas el tipo de turista con el que nos encontramos, ya que la mayoría de ellos, deseosos de playa y arena, nos dejan vía libre la piscina para los que llegamos de una costa cercana y vamos buscando más bien la comodidad de la hamaca y ni siquiera nos llenamos de arena los pies, nada más, eso está por descontado, para comernos unos riquísimos “espetitos” de sardinas hechos como sólo en Málaga saben hacerlo igual.
En el hotel la verdad es que bien. Cloro, césped, hamaca, espectáculo de flamenco incluido y una temperatura mágica para poder disfrutar. Hasta loros hemos tenido haciendo una serie de monerías para disfrute de los chiquillos y evasión de los papás.
Yo, como siempre, me entretuve observando a la gente mientras mi hermana leía relajada y los maridos iban a por el “cubatín”. Estoy contenta conmigo misma porque esta ocasión, como otras, ha venido a confirmar mi teoría de que eso que dicen los sabios de que todos somos diferentes, irrepetibles y únicos no es más que una patraña que el ser humano inventó para creerse distinto, pero que en realidad no somos más que clones con características iguales, creyéndonos reyes de un mambo que encima todos sabemos bailar. Los personajes se repiten una y otra vez a pesar de los años: he vuelto a encontrar al camarero ligón, ahí él, crecidito, tirándole los tejos a una italiana guapetona que no le hacía más caso que lo que la educación y la cortesía le obligaba a pesar de no entender “ni papa”; el padre-sonrisa, todo el santo día detrás de la niña, grabando obsesivamente una cinta de vídeo interminable que seguramente nunca verá, más que nada por la pereza de ir pasando minutos absurdos de vida, donde su joya vuelve a tirarse al agua, y saluda, una vez y otra enfundada en los manguitos amarillos del dibujo animado de moda. Está la familia impertinente. Esos sí que son un rollo, creyéndose especiales y luciendo la pulsera de color amarillo que es la que les permite el todo incluido y que les levanta tres palmos por encima del bien y del mal y les hace creer en derecho de reclamar todo el tiempo, si no hay hamacas vacías o no han llegado a su hora al buffet.
Esta vez hemos tenido una pareja graciosa. No graciosa porque nos hiciéramos amigos o porque el hombre contara chistes. No. Eran graciosos por el jugo que hemos sacado mi hermana la criticona y yo que soy otro tanto de su estancia en el hotel, donde se sentían como en casa, y andaban repartiendo sonrisas e intentado todo el tiempo hacerte de su camarilla y darte la brasa con lo “maravillosísimo” que era su niño, un pequeñito bebé, o lo fantásticamente que viven la vida cotidiana que dejaron aparcada en algún lugar del mapa. Insoportables, vamos…
En fin, la verdad es que han sido sólo tres días pero el respiro se nota. Ya el próximo agosto la cosa será diferente. Esta vez, aunque también está dirigido a los niños, el viaje es más jugoso, con menos piscina y más movimiento, con menos flamenco pero más interés.
Y vosotros qué ¿cómo va la cosa?

9 comentarios:

Kike dijo...

Me alegra que la estes pasando bien. Hay que reponer energías y darse alguno gustos que para eso se trabajó duro todo el año.
Un beso y ¡a seguir disfrutando!.
Gracias.

Mamen O. dijo...

Gracias Kike. Espero que tu invierno vaya bien a pesar de las cenizas volcánicas. Un saludo

JUAN PAN GARCÍA dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
JUAN PAN GARCÍA dijo...

Me alegro de que lo pasaras tan bien, amiga, y sobre todo de leer tan amena y simpática crónica.
Mira,Mamen: yo tenía un perro, Lucero, y durante catorce años pude observar su comportamiento.Dicen que cada animal es diferente, pero esta semana tengo en custodia a Oliver, el perro de mi vecino, que se ha ido a unos días Cáceres para solucionar asuntos familiares, y veo que Oliver hace las mismas cosas que mi Lucero para llamar la atención y conseguir lo que quiere. Todo este rollo para darte la razón en cuanto a lo de que cada hombre es distinto, ja... ja... y ja...

El viernes me voy a Denia, me ha invitado mi sobrina a pasar la Feria. Espero que no haya mucha circulación y que el tiempo acompañe.El lunes fui a un funeral,el de la madre de mi cuñado (que no es mi suegra) y si no fuera porque mi mujer me lo prohibe,escribiría un artículo como el tuyo narrando a falsedad que imperaba entre los asistentes en el duelo: la una enseñando fotos de la boda de su hijo; el otro hablando de sus aventuras en la India, y aun otro hablando del viaje que en agosto lo llevará al Iguazú. Bueno, pues ya respondí a tu pregunta sobre qué hacemos los mortales que no pueden disfrutar del hotel con piscina. Un beso.

Mamen O. dijo...

Que os lo paséis muy bien en Denia, Juan. Hay que disfrutar como se pueda que luego vienen los momentos de esos de los que hablas en tu comentario y al final para qué, para que alguien se tire el pegote contando sus vacaciones en Punta Cana mientras se despide de tí, je, je... Cuanta tela hay que cortar con ese tema de los funerales...

Anónimo dijo...

Bueno, yo por suerte o por desgracia, tengo la piscina en la urbanizacion donde vivo. Paso todo el día en la dichosa piscina desde que salgo de trabajar a las 2 de la tarde hasta las 7 en que el socorrista tiene a bien cerrar, porque mis hijos solo hacen asomarse a la ventana y gritar ¡¡¡¡¡PISCINA!!!! durante todo el día. La piel la tengo afectada por el sol (me estoy poniendo negro) y el pelo lo tengo afectado por el cloro(me estoy poniendo rubio) osea que se pueden imaginar mi estado actual, una mezcla entre Will Smith y Pocholo. Bueno mañana más juas juas juas.

Mamen O. dijo...

ja, ja, ja...doy fe de todo lo dicho (incluyendo lo del pelo rubio ¿o era blanco?. De hecho, tengo que decir que mis padres viven en la misma urbanización de primu, así que todos disfrutamos de la misma piscina y no hay día que pasemos por allí para el baño que no esté el primu y su tropa atesorando capas de cloro en ese pelo rubio platino que tienen todos.Ja, ja. Ahora eso sí, es para verlos bucear, vamos ni Cousteau.

Camila dijo...

Siempre es lindo poder pasarla bien en las vacaciones. Me gusta poder asistir a los hoteles economicos en playa del carmen que se encuetran cercanos al mar y disfrutar de unas vistas imperdibles de la ciudad

Mamen Orcero dijo...

Gracias Camila por dejarnos tu opinión. Te esperamos cuando quieras.

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...
UA-11714047-1