Este mes, concretamente el 25 de noviembre, se celebra el Día Internacional de Lucha contra la Violencia de Género.
Por motivos relacionados con la literatura, estos días atrás he estado precisamente en la Fundación de la Mujer del Ayuntamiento de mi ciudad. Allí todo era un bullir de preparativos porque con relación a este día, tanto el Ayuntamiento como la Diputación ponen en marcha una serie de actividades (certámenes, concursos, talleres informativos en colegios e institutos...), todas y cada una destinadas a concienciar y educar en la igualdad.
Es difícil, no me cabe duda. A veces tengo la sensación de que el machismo es algo que de alguna manera se nos ha colado en los genes. Me parece como si a fuerza de repetir los mismos esquemas desde que en la prehistoria el hombre asumió el rol de "macho cazador", el sentimiento de que las mujeres somos inferiores se hubiera instalado en el adn que transmitimos. Por eso me parecen estupendas esas iniciativas precisamente entre la gente joven. Creo que educar es la única solución. Su efectividad es lenta y es un trabajo arduo y constante, pero me da la impresión de que es lo único que puede que algún día funcione.
Habría que añadir que no sólo en igualdad se está utilizando la educación como arma. Hay muchos profesionales en España dedicados a la difusión en otras disciplinas: prevención de enfermedades, concienciación medioambiental o respeto al patrimonio. Son personas que trabajan para la Administración y cuyos sueldos pagamos, lógicamente, entre todos. Me alegro de que estén porque de ellos, de su labor, depende nuestro bienestar y nuestro futuro.
Es por ello, porque sé que existen y porque me imagino lo que al Estado le cuestan estos programas, por lo que no entiendo cómo se permite que nadie, en nombre de la codicia, por y para su propio beneficio, de un paso atrás en esa labor que están llevando a cabo y que tanto dinero y esfuerzo cuesta. Ya está bien, que no nos vendan más la idea de la libertad de expresión, esa que no cuesta nada manipular en un telediario, y a la que en cambio, por no sé qué oscuro negocio, se agarran cuando hay que frenar en seco a un anunciante.
Si ya estaba harta del uso de mujeres ofreciendo carne como reclamo publicitario para cualquier cosa absurda, lo que he visto hace unos días publicado en un periódico de tirada nacional como es ABC, me ha dejado sin capacidad del habla.
Estos señores, supongo que periodistas de carrera, se hacen eco, nada más y nada menos que en la sección de cultura, de un anuncio de dos chicas, me imagino que americanas (no me ha merecido la pena investigar su procedencia) que creen que la arqueología es una actividad sexy.
Que algo así lo propongan Katie y Justine, que provienen de un país donde el referente de esta disciplina es Indiana Jones, es lógico. De ellos me lo espero todo. Pero que un periódico español de pábulo a algo así y saque a estas dos en la sección de cultura, mezclando una ciencia como es la Arqueología con la pose de un neopreno con escote, me parece indignante.
La posición actual de los verdaderos profesionales de esta disciplina en España, que son gente seria, hombres y mujeres formados en universidades, es precisamente la contraria a la que propugnan las protagonistas de esta noticia. El patrimonio es de todos y hay que aprender a respetarlo. La arqueología no es una actividad sexy ni una película de caza tesoros, es una ciencia igual de respetable que la Medicina, el Derecho o la Arquitectura. Los arqueólogos son la garantía de que nuestro pasado sigue siendo nuestro y no está en manos de un comerciante sin escrúpulos. Y en cuanto a las mujeres arqueólogas, no se merecen esta imagen despreciable. En esto, como en todo, también tienen que luchar a brazo partido para labrarse un respeto y un espacio.
A ver si nos enteramos, señor director del ABC, que nos cuesta mucho dinero hacer que se entienda.
2 comentarios:
Acabo de verlo y desde luego es increible. es que los americanos son...
Mar
¿Es algo extraño, verdad?, porque, ¿qué querrán decir con que es una actividad sexy? ¿que encuentra placer sexual al excavar?
Lo del escote, es normal, porque el escote vende, tanto si se trata de un yogur, un automóvil o una lavadora. Pero hay cosas que quedan flotando en el aire, ¿quiere decir ese artículo, que si una muchacha quiere seguir Arqueología, primero debe cumplir con ciertos requerimientos anatómicos? ¿90 de busto, por ejemplo?
Creo que es muy bueno que esas muchachas sean arqueólogas, ojalá hubiera más mujeres en todas esas profesiones, pero eso de "utilizar su presencia en internet para mejorar la conciencia sobre la conservación del patrimonio" demuestra que hay quienes piensan que una buena exhibición de anatomía no solo puede vender yogures sino también carreras profesionales...
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