Hay un lugar en los confines del mundo. Un lugar mágico, donde el cielo no tiene límite de azul, donde las nubes imaginan caballos alados y a las estrellas el sol las deja brillar en su presencia.
Hay un lugar al que se llega con los ojos cerrados cuando ya no se puede más, cuando se presiente que los astros se han confabulado, cuando se tiene la absoluta certeza de que la vida no es más que eso, vida.
¿Cuánta gente tomará a diario el sendero que conduce al centro de ese país onírico? Desde la balaustrada de la cruda realidad, me resigno, no tengo capacidad numérica para hacer el cálculo.
Supongo que la desesperación encierra, en ella misma, la esperanza.
3 comentarios:
Miles de veces he cerrado los ojos y deseado aparecer en ese lugar.
Me encanta la descripción.
Un beso
Mi madre le pide muchas veces a mi hija que le encuentre una varita mágica de las de verdad, y mi niña con 5 años le responde:" abuela que ésas que hacen magia sólo las tienen las hadas de los cuentos, pero te puedo traer una del "chino" , ojalá pudiera darle a mi madre esa varita mágica y a tantas otras personas que la necesitan de verdad. Un beso Mamen, me ha encantado tu nueva entrada.
Gracias Leonor y Encarni por veniros a comentar al cafelito. Facebook se convierte siempre en el protagonista y en el lugar donde trasladar la tertulia, pero me encanta teneros a vosotras también por aquí.
Ojalá pudiéramos repartir varitas mágicas y lugares donde escapar. Mientras que no sea posible, al menos contar con buena gente con quien evadirse de los malos momentos, con quien hacer eso que algunas veces en broma llamamos "coger un seguío"...jajaja...eso es un lujo.
Muchos besos a las dos.
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