Hay días en los que da miedo asomarse al mundo. Me parece estar sentada en el brocal oscuro de un pozo, escuchando de fondo la algarabía del terror corriendo por las calles. Entonces recuerdo los veranos en los que el espacio de la maldad colgaba el cartel de vacante en los telediarios, y echo de menos el sosiego de las recomendaciones de lecturas y fiestas de pueblos.
2 comentarios:
Es que no escarmentamos. Sería toda una cura de ansiedad, si en vacaciones no vieramos la tele, ni de lejos.
Cuánta razón llevas, Marcos...jaja
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