martes, 29 de diciembre de 2009

UNO DE ESOS EMAILS

Hace unos días, mezclado con las felicitaciones navideñas, me llegó uno de esos miles de correos que recibimos a diario. En este caso, el power point unía fotos a un discurso manido: los inmigrantes vienen a España a quitarnos el trabajo y quedarse con nuestras casas.
Evidentemente, me cuesta trabajo hablar de lo que no conozco. Yo que vivo en un lugar que está justo en el límite entre ciudad y pueblo grande, donde los inmigrantes venden cinturones de cuero y trajes de playa, no sé lo que está pasando realmente en Barcelona, en Madrid y en las grandes ciudades de España. Pero tengo que reconocer que el mensaje me dejó un regusto amargo entre los labios.
En los años 70, cuando Europa despegaba y nuestro país ya estaba en crisis, mis tíos emigraron a Holanda. Se fueron con la vida metida en una maleta, dejando detrás todo lo que habían sido y apostando por lo que podrían llegar a ser en otra tierra que les era extraña.
Desde aquí se escribían largas cartas. En ellas, mi abuela les hacía llegar la noticia esperada de un nacimiento, el dolor por la pérdida de un amigo o el cotilleo aquel de la niña de fulanita que por fín tenía novio.
Catorce años después, mi familia volvió para quedarse. Mis primas, que soñaban en un idioma gutural e incomprensible por las noches, me hablaban de paisajes helados, de casas que eran molinos y de amigos que se quedaron.
Puede ser que esta España que tenemos y estos inmigrantes que llegan, no se parezcan en nada ni a aquellos que nosotros mandamos ni a la Europa que los recibió. Pero desde entonces, desde pequeña, se me hace imposible sentir xenofobia ni animadversión por aquellos que vienen a compartir con nosotros la sal y la tierra. Se lo debo a mis tíos Angeles y Julio que representan para mí a ese grupo de valientes que un día cargaron con sus recuerdos y se fueron a un lugar en el que no entendían a nadie y donde dependían de un intérprete para explicarle al médico cúanto les dolía la cabeza, para pedirle al panadero el pan nuestro de cada día o para coger un avión, un día de tantos, y volverse a casa.
Va por ellos.

6 comentarios:

Anónimo dijo...

Esta claro que al fin y al cabo lo que viene son personas y unas serán malas y otras buenas igual que la gente de aquí,hay que juzgar sus actos como personas,no como miembros de un grupo.

Mamen Orcero dijo...

Señores contertulios, por si no os habeis dado cuenta estas vacaciones hemos sufrido la falta del amigo primu que estaba sin internet. Pero a día de hoy ha recobrado el habla y el chaval se ha puesto al día escribiendo comentarios en entradas atrasadas.
Bienvenido de nuevo a la tertulia colega con especialización en hidrografía.

Unknown dijo...

Bueno hacer mi primer comentario en este café debía serlo en un tema para mí también muy importante. Al igual que tu familia cinco tíos míos por parte de madre, todos hermanos, tuvieron que emigrar a buscar un futuro, hombrecitos y mujercitas acabados de cumplir 18 años.

A día de hoy con un tío enterrado en Guipuzcoa después de una dura enfermedad, que vivió prácticamente sólo sin el calor de su familia materna, otro en el Noroeste de Francia, jubilado deseoso de venirse para acá y otro en Andoain, Guipuzcoa, con una triste enfermedad sabiendo que seguramente no vea más su tierra.
De los otros dos que me faltan pues otro que falleció por enfermedad y está muy cerca de nosotros. Y la única niña, mía tía María, que tuvo la oportunidad de volver a su tierra después de probarlo por Alemania.

De todo lo anterior, lo que quiero expresar es que debemos darnos cuenta que las situaciones que viven los que deciden aventurarse a lo desconocido, generalmente es eso, desconocido y por tanto tenemos que tener un respeto más que importante por todos ellos, y por lo menos eso, respetarlos, porque hacen muchos sacrificios buscando una oportunidad.

Nota.- Me pareció venir lo más arreglado a tomar un café, dado al glamour que emana este lugar, ah!!!... a mí me pones una menta poleo, gracias

Mamen Orcero dijo...

Bienvenido a este nuevo seguidor de la tertulia y gracias por el glamour. Ya sabes que siempre habrá una menta poleo calentita esperando en el lugar que tienes reservado para expresar tus pensamientos.

sara dijo...

No has podido expresar mejor la sensación que como emigrantes hemos sentido, y tengo que agradecer desde aquí la amabilidad con la que nos trataron y la paciencia que tuvieron. Aprovecho este blog para invitar a cualquier holandes/a a un agradable kopje koffie(taza de cafe)que tanto les gusta. Como no voy a comprender al que viene a mi país en busca de ilusión y una vida mejor, que menos que tratarlo con la misma dulzura con la que me trataron a mi.

Sara

Mamen Orcero dijo...

Me alegro de que hayas leído la entrada. Como cuenta también Miguel Angel, somos muchos los que tenemos detrás una historia familiar de lucha y de trabajo, por eso ahora nos toca ser solidarios. Es verdad que malas personas las hay en todas partes y que la necesidad empuja a la gente a hacer barbaridades. Por eso la emigración debe estar reglada y tutelada por un gobierno responsable igual que lo fue en esos países de los que hablais.
Un beso sobre todo para los más mayores que lo pasaron peor porque nunca consiguieron desvincularse de España.

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