jueves, 2 de diciembre de 2010

LA MAR

No creo que haya nada más espectacular que una tormenta en el mar. Ayer tuve, de nuevo, la oportunidad de vivir uno de esos momentos mágicos que me proporcionan los ventanales del maravilloso lugar donde trabajo.
Tal vez si cierro los ojos podría describir el paisaje con la precisión de un pintor clásico, pero sólo acertaría a dibujar un color verde y gris llenándolo todo, un olor a humedad, a sal y a melancolía y el son cadencioso y estremecedor de su rugido.
Esos son días en los que nadie habla. Cada cual se sienta a lo suyo, con todas las luces encendidas y más taciturnos que de costumbre, observando con el rabillo del ojo aquel espectáculo de los elementos, que viene a recordarnos a su manera que no somos nadie ante la magnitud de su belleza, y que sólo la naturaleza es capaz de devolver a la tierra, todo aquello que le hemos ido arrancando en tantos años de pulso y de apuesta.
Algunas veces, allí sentada, dentro del mar pero varada en tierra, es fácil que la imaginación se desborde y el frío me reinvente el cuerpo, al pensar lo que debe ser encontrarse un día como ese en medio de la nada líquida, sin más horizonte que el agua y más esperanza que la fe. Y me conmueve pensar en tantos y tantos valientes que arriesgan a diario su vida para ganarse el pan con una actividad tan dura, tan terriblemente cruel y a la vez tan enormemente bella, en tantas y tantas personas que dejaron su vida en ella en nombre de una guerra ajena, de una nómina injusta o de un sueño de conquista.
El mar, la mar como la llaman los que la aman… No puede existir nada más bello. No hay otro color más puro que la blancura de esa espuma revuelta que nos cuenta sus secretos y saca a la superficie las tragedias. No hay otro olor tan penetrante ni otro dolor tan punzante, como el de la arena arrojada por el viento que se cuela indolente por mi pelo. No conozco otra sensación que me deje tan pequeña ni me haga sentir tan impotente.

“Quiero acercarme mar y vivir en tu mezcla,
en esa sal y ese agua que son míos.

Quiero encontrarte mar, como siempre,
alojado en la ventana de mi sueño,
instalado en la sonrisa de mis hijos".

20 comentarios:

Anónimo dijo...

El mar, la mar...Me inspira, me emboba, y me da tanto miedo a la vez. Es una mezcla de sensaciones. Me podría llevar contemplándolo horas, de la misma manera que con el fuego de una chimenea, por ejemplo. Pero ese casi infinito, su inmensidad,y a veces su traición, hace que le tenga profundo respeto.
Una entrada preciosa. Besitos y a ver si nos vemos en el puentazo. Mónica, pero la de aquí "mismito".

JUAN PAN GARCÍA dijo...

Mamen, ¡qué bien escribes! Me ha encantado tu exposición de la mar. Yo siempre le he tenido mucho respeto, admiro su belleza y su fuerza pero... no quiero ni pensar en una situación como la que mencionas, viendo sólo agua alrededor.

Hace ya 24 años un barco de pesca salió de El Puerto con diez marineros y solo regresaron dos, uno muerto y otro vivo. "El naufragio del Calpe Quintana" es una de mis entradas en el blog. La última que habla sobre el mar es esta:
http://ellugardejuan.blogspot.com/2010/07/marinero-de-altura.html
Me felicito de haber encontrado tu blog, hasta ahora todo lo que leo me encanta.
Saludos

Rosa dijo...

Preciosa entrada Mamen. Se nota que amas a la mar, como le gusta nombrarla los pescadores. Qué otra cosa podría esperarse de una gaditana de pura cepa. ;)

Kike dijo...

Que hermosas palabras Mamen !
Despues de leer tu post no deben quedar excusas para no cuidar de nuestra naruraleza.
Recuerdo un trozo de un poema de Pablo Neruda

Necesito del mar porque me enseña:
no sé si aprendo música o conciencia:
no sé si es ola sola o ser profundo
o sólo ronca voz o deslumbrante
suposición de peces y navios.
El hecho es que hasta cuando estoy dormido
de algún modo magnético circulo
en la universidad del oleaje.
No son sólo las conchas trituradas
como si algún planeta tembloroso
participara paulatina muerte,
no, del fragmento reconstruyo el día,
de una racha de sal la estalactita
y de una cucharada el dios inmenso.

Creo que van de la mano con tus bellas palabras.
Gracias por escribirlas.
Besos

JCR dijo...

Es una entrada escrita con unas bellas palabras y una descripción bastante acertada, no estuvimos contigo, pero es como si pudiéramos verlo.
Recuerdo unas vacaciones en Granada y de las pocas veces que podemos ver la mar, una tormenta con unas olas gigantes, como nunca había podido apreciar, un espectáculo.
Nunca se me olvidarán las palabras de un compañero de mili, un Gallego dedicado a la mar, contando días de trabajo y situaciones peligrosas, durísima profesión, pero él la echaba de menos.
Abrazos y buen fin de semana.

Anónimo dijo...

Preciosas palabras,como todas tus entradas.Yo,tantos años navegando,y ahora que llevo unos meses trabajando en tierra firme,no veo el día de volver a navegar.¿será por descansar unos días de los niños?jajajaja.

Mamen Orcero dijo...

Qué diferencia estos días atrás con el de hoy. Ha estado brillando el sol. La gente ha venido a pasear a la orilla, a pesar del frio y el color era de un azul limpio. Parece que la naturaleza nos ha dado una tregua en esta zona del mundo.
Primu, tú sí que puedes contar experiencias en el mar. Tu especialidad profesional(maniobra y navegación) te avalan. A ver si nos cuentas algo de lo que has vivido.

Anónimo dijo...

Ole mi niña que bien escribe, que arte tiene.
Aunque cuando era pequeña tuve una muy mala experiencia, donde la que hacía de barco rodeado sólo de mar era yo, siempre he estado enamorada del mar y me sigue alucinando cada vez que lo veo. Me encanta pasear por la orilla y escuchar el romper de las olas en mis pies. Por supuesto, desde ese fatídico día, cuando el agua está revuelta y las olas arrastran hacia adentro, no me acerco ni a la arena mojada. La Charito.

Anónimo dijo...

Bueno,lo mejor es navegar con la mar como un plato,con día de sol y escuchando romper las olas en la roda del buque a la vez que avanza a toda velocidad o por la noche porque está tan oscuro que no te puedes ver ni a tí mismo y se puede contemplar las estrellas como en ningún otro lugar.Lo peor los días de mar de fondo y fuerte viento y cuando alguien cae al agua.He escuchado muchas experiencias de compañeros y yo mismo fui testigo una vez de un "hombre al agua".

Mamen Orcero dijo...

Pues esa frase gritada en medio del océano debe ser algo terrorífico.
La familia de mi marido, gallegos, viven todos de la mar. Se dedican a la pesca de altura, Terranova, etc. y les he oído contar historias de las que te dejan el cuerpo helado. De hecho su tío, un hermano de mi suegro, desapareció una noche de la cubierta por un golpe de mar y nunca lo encontraron. Volver a puerto con un hombre menos...qué horrror.

Anónimo dijo...

Una vez que alguien cae al agua es muy complicado verlo,incluso de dia y con buen tiempo.Una vez en el portaviones principe de asturias,un inconsciente salio por la pasarela (una especie de plancha metálica agujereada,con un pasamanos que rodea al buque por su costado)con mal tiempo.Una ola lo elevó desde abajo y lo sacó al mar.Despues de muchas horas buscándolo 9 o 10 barcos y al borde de la hipotermia lo encontraron por medio de una cámara térmica y contó que los barcos pasaban muy cerca incluso nadó para que una fragata no lo pasara por la quilla.

Mamen Orcero dijo...

Impresionante. Me imagino a ese hombre intentando mantenerse a flote y pensando que podía matarlo sin querer la propia gente que estaba intentando salvarle la vida.

geli dijo...

Mamen cuando leí tu entrada, mi primer impulso fue escribir un comentario aplaudiendo tu relato, que creo que es de los que más me han gustado. Escribí largo y tendido de como me hipnotiza ver las olas en días de tormenta y como me relaja el mar en día de verano, cuando es un inmenso plato azul, pero ... el comentario no se grabó y dejé pasar los días. Hoy que he vuelto a entrar y mi visión ha cambiado, ya que con el comentario de Chari me han venido los recuerdos del día tan malo que pasamos. Ella no estuvo sóla en ese deambular de más de media hora, en las que cada vez estábamos más y más lejos de la orilla y nadie era capaz de ir a por nosotras, porque el mar formaba remolinos y era imposible acercarse a la orilla por mucho esfuerzo que hacíamos. De todo lo que pasó por mi mente, (sólo tenía 16 años), recuerdo que pensé al menos yo ya he vivido mi vida, pero mi hermana que sólo tiene 12 años....
Para que veáis que a todo se le puede poner humor, cuando se acercaron para rescatarnos, primero cogieron a Chari y a mí que ya me encontraba mucho más adentro que ella, me gritaron "hazte la muerta" y yo pensé, "mira este que gracioso, no es mejor que me haga la viva?"

Mamen Orcero dijo...

Eso es lo que tiene el mar que su belleza nos hace olvidar el peligro que encierra. Por eso los profesionales de verdad que trabajan en el mar le tienen un respeto enorme.

Chari dijo...

Siempre pienso en el hombre que me salvó la vida y del que solo me acuerdo que se llamaba Pepe. Borré su cara de mi mente inmediatamente y no he podido nunca agradecerle lo que hizo. Se metió en el agua a cuerpo descubierto y no le importó alejarse cada vez más de la orilla, arrastrado igual que mi hermana y yo por un remolino. Es maravilloso que existan personas tan valientes y tan desinteresadas. Tomando el café le doy las gracias a mi ángel de la guarda. La Charito.

geli dijo...

Si él fue el que me dijo que me hiciera la muerta.. Yo también le agradezco a él, a los siguientes que llegaron a ayudar y a Juan que estuvo contigo todo el tiempo ayudándote lo que hicieron por nosotras. Si no hubiesen estado allí... (en fin el mundo ha salido ganando,verdad? al menos nuestra familia, y nuestros niños...)

Anónimo dijo...

Si, es verdad, hubo más buena gente que nos ayudó, a los que se lo agradezco muchísimo.
Por supuesto que la humanidad entera salió ganando, ¿qué hubiera hecho este pobre mundo sin nosotras? ¿qué hubiera hecho sin nuestra aportación a la ciencia, la filosofía, literatura y demás artes?. Vale, vale que es bromita. Charito

geli dijo...

jejeje, menos sorna Charito, que desde que pusiste el comentario, llevo unos días de mal rollo.. yo que lo había apartado de la memoria, y ayer no podía dormir acordándome.

Mamen Orcero dijo...

Pues de malos rollos nada. Hay que disfrutar de que estamos aquí. Así que después del baño de autoestima que os habeis pegado con eso de lo que ha ganado la humanidad ¿Qué pasa con ese villancico? ¿Se graba o no se graba?

Anónimo dijo...

Uf, mi chiquitito no se aprende ni una frase, creo que ha heredado el gran oído musical de su padre. Charito.

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