martes, 18 de enero de 2011

LA HORA SIN CÁMARAS

A pesar de todo, aunque sé que es difícil no caer en el fatalismo y en cambio es fácil pensar que el pobre tejido del paraguas que nos cubre, nunca podrá soportar el peso de los guijarros que llueven del cielo, reconozco que en relación con la política hay días que basculo entre la decepción más rotunda y la inocente presunción de la idea de que realmente hay algo que impide que todas estas personas, a las que un día confiamos nuestro voto y nuestras ganas, hagan bien su trabajo.
Hay veces que tengo que ponerle mucha imaginación, viendo como veo de cerca lo que ocurre, escuchando como escucho cada día a la gente de la calle, para no caer en la desesperanza; pero luego surge algo, una pequeña lucecita que me dice desde dentro, que aunque sólo sea porque el poder y la permanencia en el cargo van indiscutiblemente unidos a la bonanza, hay algo que falla en el planteamiento cuando pensamos que estos políticos que nos gobiernan o que nos quieren gobernar, se están dejando llevar por la vagancia o por la idea peregrina de que todo es perdonable.
Pero en otras ocasiones esa luz, esa pequeña llamita interna que se mantiene un poquito del rescoldo, que se alimenta de los años en que creí que los pasos se darían para siempre hacia delante, se reaviva con el fuego de la furia de unas voces que me suenan a algo antiguo y me remueven por derecho los cimientos. Y sé, porque soy demócrata, que la libertad de expresión y la prensa forman parte del tejido que da consistencia a España y eso no puede discutirse, ni siquiera cuando sabes en lo más interno de tu fuero que estás oyendo consignas odiosas, lanzadas por gente sin escrúpulos que no caben en el cinturón porque la crisis que oprime a mi gente, es miel sobre hojuelas para la suya.
Y entonces me enfado, maldigo, borro la cadena detestable de mi tdt y vuelvo a creer en lo que siempre creí, en que España no se merece que estos indignos alienten la insurrección ni los vientos de guerra, que los andaluces no podemos dejarnos insultar por esos que nos llaman adoctrinados y que denominan a nuestra autonomía “régimen”. Afortunadamente para nosotros y muy a pesar de ellos, hace mucho, aunque pretendan llevarse “el gato al agua” que en este país ya no hay régimen.
Creo que desde la segunda edición ya no he vuelto a ver entero ningún programa de Gran Hermano. Pero recuerdo, de aquellos primeros albores, que inventaron algo llamado la hora sin cámaras. Durante ese tiempo, como sabéis, todo se ponía en off y se dejaba a los concursantes vivir al este del Edén.
A pesar de esa libertad y derecho a la información que nos hemos ganado a pulso, alguna vez he pensado qué sería de todos nosotros si fuéramos capaces de reunir a nuestros políticos, a todos, en una de esas horas anónimas, en uno de esos interludios de tiempo en el que quitarse la corbata, sin cámaras a las que enamorar ni votantes a los que engatusar, para ser capaces de hablar con la confianza de la palabra salvaguardada. Quien sabe, tal vez ese pequeño resquicio de ignonimia contra la democracia, podría llegar a ser el germen de una nueva forma de hacer política. Yo no creo que haya nadie que entienda mejor al que la lleva que el que pretende llevarla y viceversa. Tal vez sea ya la hora de dejar de hablar con voz hueca y de arrimar el hombro por España. Yo lanzo la idea, ahora propóngannos ustedes algo nuevo, señores, vuelvan por favor a conquistar la ilusión que me robaron sus desmanes y dejen de una vez de acusarse unos a otros de ser lo que son: políticos.
¿No sería posible olvidar unos años, hasta que esto se arregle, las siglas? ¿Qué es lo que hay que hacer? Pónganse de acuerdo y cuenten con los que seguimos aquí. Aprovechen la hora sin cámaras. Estaremos  fuera, esperando, siempre esperando.

5 comentarios:

Rosa dijo...

Deseo complicado Mamen, pero la esperanza es lo último que se pierde... no la pierdas que el añito no ha hecho más que empezar.

Saluditos

JUAN PAN GARCÍA dijo...

La verdad, Mamen, es que la esperanza yo la he perdido completamente. Ya no distingo quienes son de los míos y los contrarios: son siempre los mismos los que pagamos los platos rotos. Harto de ver que mientras la gente pasa necesidad y los desahucian, los políticos pasan los años de legislatura hablando sobre el sexo de los ángeles.
Por ejemplo:
Con la crisis que tenemos, con los recortes que estamos sufriendo en servicios sociales y salarios, ahora destinan unos cuantos millones de euros en traductores del catalán,vascuence y gallego en el Senado y Parlamento.
Entiendo que en los parlamentos de esas autonomías hablen en otras lengua; pero en Madrid, el Parlamento de todos los españoles,se debe hablar en castellano y no hacía falta ese despilfarro.
En fin, ¿ves? no siempre coincido contigo. Ojalá recupere yo la esperanza en este sistema, pero lo veo difícil mientras no haya listas abiertas y cada cual pueda votar o presentarse sin depender de los partidos ni doblegarse ante ellos en detrimento del interés de los ciudadanos.
Un abrazo.

Mamen Orcero dijo...

Yo no quiero dejar de creer en este sistema. Este no puede ser el final del camino porque me da miedo imaginar la España de la desesperanza. Algunas veces pienso que muchas cosas de esas que se hacen sin sentido, como lo de los traductores o el tema del lenguaje sexista llevado hasta el extremo ridículo, son producto de una especie de complejo que tiene el gobierno, según el cual debe ponerse al día para ser alguien en Europa a marchas forzadas, sin tener en cuenta nuestras necesidades o nuestras costumbres. Espero que si la idea sigue para adelante, los puestos de traductor se lo lleven unos chavales altamente cualificados. De esa manera el efecto mariposa, al menos, habrá servido para algo.
"que toda la vida es sueño,
y los sueños, sueños son".
Calderón de la Barca

JCR dijo...

Creo que necesitamos una nueva voz, alguien que pueda entrar en competición, que haga sombra, con ideas renovadas y les ponga las pilas para que se apliquen, seguro que existen soluciones pero hoy parece más importante alcanzar el poder que solucionar los problemas.
Escuchar las noticias en ciertas cadenas me amarga el día, todo parece catastrófico, me toman el pelo, piensan que somos tontos y manipulan la información, cambio y nueva información hablan sobre las medidas económicas tomadas en nuestro país, son buenas y según medios extranjeros hemos acertado ¡sensaciones! ni tanto ni tan calvo ¿tan difícil parece tomar el camino intermedio? no creo
Mantengo la esperanza y soy optimista, tarde o temprano tendremos esa 3ª persona que nos devuelva nuestra estabilidad, ya me lo dijo mi padre, los buenos siempre ganan.
¡Qué no decaiga! buen fin de semana.

Mamen O. dijo...

Estoy de acuerdo. Quizás fuera la solución. Tal vez necesitáramos un valiente que se pusiera delante de las pancartas y se declarara apolítico: sin ser de derechas ni de izquierdas, ni blanco ni tinto como el vino de la buena de Asunción. Un buen gestor económico que nos salve de esto que estamos viviendo.
La verdad es que sería de agradecer.

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