domingo, 23 de enero de 2011

LOS PARTIDOS DE LOS SABADOS

Desde luego hay que ver lo que una es capaz de hacer por un hijo.
El mío, que tiene ahora nueve años, me ha salido futbolero. Supongo que más de uno de los que estáis leyendo pensareis: bueno y qué, el mío también, vamos que es lo normal en un niño de su edad.
Sí, se que lleváis razón, sobre todo porque el deporte es muy bueno para la salud, es mentalmente necesario tener un hobby para el niño, e incluso en algunas familias resulta inconmensurablemente halagador para los padres, defender con orgullo los colores de la camiseta del figura.
En mi caso el problema no viene derivado de que el chiquillo quiera tener su ocio, somos los primeros en inculcarle el valor de relacionarse, de tener amigos y de lo importante de la diversión. Pero, ¿es que tenía que ser el fútbol? ¿no había en el mundo otra cosa en la que por lo menos su padre o yo estuviéramos mínimamente iniciados? ¡Ay madre! y yo que era la envidia de mis amigas porque mi marido nunca cayó en los brazos absorbentes del deporte patrio, yo que me iba a cenar sin bulla esos días de calles desiertas y servicio rápido, mientras se debatían en televisión los duelos a muerte de los grandes de la liga… y ahora voy más al fútbol que Manolo el del bombo.
Claro que no vayáis a creer que la asistencia a los encuentros es directamente proporcional al aumento en conocimiento. Aquí el enano lleva jugando desde los siete y todavía tengo que preguntar al resto de las madres si ese día son locales o visitantes, cuantos puntos se llevan si empatan o por qué el árbitro ese acaba de pitarnos falta.
De lo que también me he dado cuenta es de que aunque el deporte está cambiando y tengo que reconocer con satisfacción que en el grupo de mi hijo juegan niñas y que en la organización a la que el equipo pertenece hay entrenadoras y dirigentes destacadas, el fútbol ha sido hasta ahora machista, y se nota mucho en las de mi generación. Cuando vamos los sábados por la mañana al campo, los roles están muy marcados. Antes de empezar, mientras entrenan, ya nos vamos colocando: los padres a un lado, atentos al entrenamiento contrario y haciendo casi siempre grandes y elocuentes comentarios sobre términos deportivos que no sabría yo aquí reproducir ni aunque me fuera la vida. Y por otra parte las madres, la mayoría completamente “pegadas” como yo sobre el tema, pero que tenemos en común asuntos interesantes sobre los que departir como la talla de las camisetas, el desayuno de los niños o lo grande que les quedan a todos las medias.
Luego llega el momento partido y ahí sí que somos diferentes. Ellos, los padres, desean verlos ganar. Es así por muchas vueltas que le demos y por mucho que intentemos convencernos de que lo importante es participar. Las madres también, no cabe duda, pero en nosotras hay un matiz diferente. Creo que a todas en realidad nos da igual la competición, no sé si consigo explicarme, pero en ese deseo de ganar, en ese ¡ay mi niño! que escucho como en un eco cuando se le va el balón al delantero, hay un fallo en la defensa o le marcan al portero, va implícito un sentimiento que va mucho más allá del gol, del futbol o de la liguilla. Es como siempre, como otras veces he dicho, ese tirón del cordón umbilical que duele cuando los ves indefensos o sientes que les hace daño la vida.
La verdad es que la experiencia no es mala, a pesar de los pesares. A mí no me gusta el futbol, eso no ha cambiado de momento. Creo incluso que conlleva un ambiente de competitividad insano que no he observado en otros deportes. Pero sí que es cierto que en esas compañeras de disgustos de los sábados, he encontrado algo que en el fondo todos buscamos siempre: gente con la que no tengo que fingir sentimientos, madres como yo que darían la vida a cambio de sus éxitos, que entienden, como no… las cosas que somos capaces de hacer por un hijo.

13 comentarios:

Miguel Ángel Reyes Oliva dijo...

Voy a ser el primero ya que seguro que esperas mi comentario, y aunque hace mucho que no participaba no quiere decir que no siga estos hilos que tú nos propones, pero claro dado el tema me veo obligado a participar en esta ocasión.

Para ti como muchas madres (y algunos padres, ¿o no Miguel?), el acudir a estos partidos tiene algo de sufrimiento principalmente por la falta de costumbre que hay al estar tanto tiempo ajenos a este deporte (sin echarlo en falta nunca,seguro), pero también tiene ese punto de orgullo y satisfacción de ver a ese enano (así los llamo yo a los pequeños cariñosamente) y a sus amigos como son capaces de esforzarse, sufrir y lo más importante a estas edades divertirse.

Pero sin querer entrar en este comentario de lo recomendable o no que es el fútbol, también hay que acordarse de esos padres sufridores que tanto tiempo han vivido este deporte, porque lo han jugado, lo han intentado enseñar, han organizado equipos y hasta como es el caso organizado competiciones para grandes y pequeños y, ¡¡¡AHORA A SUS NIÑOS NO LES GUSTA JUGAR, NI LES GUSTA NINGÚN EQUIPO!!!!

Anónimo dijo...

jajjaajaja,la vida es dura....a mi hijo dani le encanta el futbol y al pepe le gusta tumbarse en la grada.A Ana le gustaba la gimnasia rítmica hasta que le sedujo el baloncaesto, tambien estuvo en natacion y en aerobic y la verdad que en todas las especialidades siempre lo ha hecho increiblemente bien así que le voy a decir que pruebe con el futbol que es lo más rentable, mamen tu artículo como siempre GENIAL.

Rosa dijo...

Qué tal Mamen, Uhmmm, el futbol es un deporte igual de sano que cualquier otro. El problema que tiene es como cualquier otro, de quienes lo practican, de sus seguidores o como en este caso, de los progenitores. A mi me encanta el fútbol y me siento orgulloso que mis dos peques les haya ido por ahí. Te juro que no les he forzado, pero claro... de lo que ven... ya se sabe. Lo que si les pido es que en cualquier cosa que hagan, se esfuercen. El fútbol no es una excepción. Si ganan o pierden para mi no es importante. Saluditos.

JUAN PAN GARCÍA dijo...

Genial tu entrada, Mamen, es tierna, amena y realista.
Mi hija, en el intituto, jugaba en el equipo de balonmano y llegaron a ser subcampeonas de Andalucía. Luego le dio como un soplo(le dolía el pecho cuando corría y se ponía morada) y tuvo que dejar el deporte.
El fútbol es el deporte rey no porque sea mejor que otros sino por el dinero que ganan los futbolistas, y cuando un padre ve que un ingeniero gana apenas 40 mil euros al año, harto de estudiar y calentarse los sesos, y luego escucha que otros, que apenas han ido a la escuela,pueden ganar 6,200 millones anuales sin saber ni qué responder a las preguntas de los reporteros, lo que quisiera es que su hijo aprendiera a jugar y se convierta en un profesional.
Un placer leerte.Feliz semana.
Saludos.

Mamen O. dijo...

Ja, ja...veo que el fútbol levanta pasiones y se me acumula el trabajo para contestar comentarios.
Miguel Angel: lo tuyo es para hacer un estudio, je, je. Si existe el concepto hombre orquesta en la música, debería existir el hombre fútbol para alguien como tú. Has sido jugador hasta que los meniscos te lo permitieron, eres entrenador, promotor, fundador de dos escuelas, creador de la página web de futbol sala de nuestra localidad...bueno, qué se yo. Supongo que cuando nacieron tus niños, pensaste: con dos ya tengo una parte del equipo y resulta que de momento no les veo interés a ninguno de los dos. A Pablo le dices que va a ver jugar al primo y se lleva la maquinita por si se aburre y el pequeñajo sólo tiene cuatro, pero creo que va por el mismo camino. Y en cambio a nosotros que no tenemos ni idea, va y nos sale un futbolero. Menos mal que te tiene como tío, que si no...
A primu tampoco lo he visto yo nunca muy deportivo, la verdad. Y en cambio va dos de tres con los niños. Todo sea dicho de paso, Pepillo, el que se tumba en las gradas,es el que más se parece a ti. Se siente.
Fer: yo no se si el fútbol es igual de sano, pero creo que la diferencia está en que es un deporte del que todo el mundo se cree que sabe y del que todos opinan. Yo no me imagino a un padre diciéndole al entrenador de natación cómo tiene que poner las manos el niño en el estilo mariposa, en cambio todos los días hay un padre, al lado del entrenador del fútbol, dándole la lata sobre a quien tiene que sacar o quien tiene que tirar el penalty. Eso trae malestar con los otros padres y hay veces (vivo frente a un polideportivo) que los he visto llegar a las manos.
Eso que creo,viene al caso con lo que dice Juan. Es un deporte que nos meten por los ojos como éxito total y solución de vida, así que todos se creen que tienen en su casa a un millonario en potencia. Y la verdad, me da un poquito de coraje que en cambio otros deportes que fomentan muy buenos valores en los chavales, sean tomados como secundarios y no reciban ni la cuarta parte de las subvenciones y ayudas de los organismos públicos.
Uff...qué comentario más largo ¿no? Gracias a todos

Miguel Ángel Reyes Oliva dijo...

Intentando no querer dar pena por mi situación con mis hijos (que a día de hoy no les gusta practicar lo de la pelota con los pies), decir que mi felicidad con ellos es conseguir que hagan deporte (la Charito colabora en esto más que nadie), con el deporte que sea, que además sean niños sanos y conseguir sobre todo que sepan relacionarse con cualquier niño.

Pero como leo aquí y escucho en muchas conversaciones, lo perjudicial que los "supuestos" malos hábitos que el fútbol o fútbol sala pueden afectar a los niños, decir que desde mi faceta educativa (también la hay y muy importante) en esto del fútbol sala, en nuestro club nos preocupamos de inculcar a los niños y padres que el deporte de base está principalmente para que los niños se diviertan, con el deporte que practiquen, sea fútbol o fútbol sala o cualquier otro.

Invito a todos a leer en nuestra web unos artículos que publicamos hace tiempo, para que veáis que muchos perseguimos como primer objetivo el hacer saber que a estas edades no se compite, se participa y se intenta que todos se diviertan, padres e hijos

http://islafutsal.net/index.php?option=com_content&view=category&layout=blog&id=85&Itemid=693

(pegar el enlace en la barra de navegación de internet)

Mamen O. dijo...

Sólo quiero añadir Miguel Angel que he leído el artículo "Decálogo del deporte escolar" y que es muy interesante y recomiendo que los padres lo lean.
Yo no quiero hacer de madre perfecta porque mi diferencia con otros padres es que el deporte no me provoca pasión y eso puede hacer que mi actitud sea diferente, no que yo sea mejor que nadie. Reconozco que voy a ver jugar a mi hijo con el deseo de que gane, eso creo que es normal, es su ilusión, pero aseguro que no quiero que gane a costa de lo que sea. Estoy rodeada de padres y de verdad que el número de ellos que actuan como no debe ser es muy elevado. Lo más habitual es el papá del banquillo aconsejando al entrenador o la otra especie que es el que va por la banda, gritándole al hijo o la hija cada movimiento que tiene que hacer. Al final los chiquillos tienen tal presión que no dan pie con bola. Y hablo de los pequeños. Me gustaría dar pie de entrada a una amiga que tengo con un hijo de 12. Ahí empiezan los verdaderos problemas, porque cuando mezclas la exigencia del entrenador que hace grandes diferencias entre los "buenos y los malos", los que juegan todos los partidos y los que sólo son convocados de vez en cuando, lo mezclas como digo con: deberías adelgazar un poco para ser más rápido, las niñas de la clase están en las gradas viendo el partido... entonces el futbol se convierte en un problema. Supongo que esto no ocurrirá sólo en el fútbol, quizás la propia competición en sí, sea de lo que sea, hace que esto pase, no voy a demonizar a un solo deporte, pero es algo que merece la pena poner sobre la mesa a pesar de que estar "contra" el deporte no sea políticamente correcto.

JCR dijo...

Me gusta el fútbol, jugué al fútbol y en mi casa se comía con fútbol, hoy apenas veo algún partido, el domingo fue la excepción, con respecto a mis hijos, el mayor no tiene un deporte concreto, quizás natación, el pequeño juega al baloncesto, la razón, lo decidieron ellos, aunque creo que les gustaría cualquier deporte, sólo quieren divertirse.
Después de leer las diferentes entradas poco queda por decir, pero creo que no sólo es cuestión del fútbol, en otros deportes también se producen situaciones absurdas y comportamientos de algunos padres que hacen de ello una cuestión personal, quizás tengamos primero que educar y después participar, aunque la labor es complicada y difícil.
Mamen tu entrada me trae recuerdos, mi madre asistía a los partidos que yo jugaba, la mujer no entendía, pero siempre hacia la misma pregunta ¿dónde atacamos nosotros?
Excelente, podríamos hablar horas y horas. Abrazos.

Mamen O. dijo...

Hola JCR. En primer lugar muchas gracias por compartir con nosotros tus recuerdos. Me encanta la pregunta de tu madre, sobre todo porque fíjate que bonito ese "nosotros" ¿verdad?, como si ella fuera parte del ataque, qué gracia. Además me pongo en su lugar. Mi hijo juega fútbol sala y son cuatro tiempos de diez minutos. Cada vez que pitan un tiempo yo siempre pregunto ¿ahora es cuando cambian de portería? Y no me acuerdo de una vez para otra.
Creo que vivimos en una sociedad demasiado competitiva. Continuamente nos están evaluando para ver si somos los mejores: en el colegio, en la selectividad, en el curriculum. Yo soy la persona menos competitiva del mundo, quizás por eso nunca he practicado ningún deporte a ese nivel.
Es verdad que podríamos hablar horas. Me ha encantado que hayais venido a compartir opinión.
Venga, os echo una carrera...

Anónimo dijo...

Hacia tiempo que no escribía , pero me ha tocado de lleno.
He sido jugador, entrenador y ahora "dirigente", y os puedo asegurar que yo estaba como loco porque a mi hijo le gustara el futbol, pero el dice que la gente se lesiona mucho y que no vale la pena.
Os puedo decir que he llegado a jugar en 2º B y mi padre no me vió nunca, y yo que estabA loco por ver a mi hijo creo que no va ser posible, pero disfruto todos los sabados viendo a los niños jugar y me cabreo con los mas mayores cuando hacen el vago, pero lo que no me gustaría que cambiase nunca es la grada.
QUE ARTE TIENEN LAS MADRES DE ESOS CR Y MESSIS EN POTENCIA.

Mamen O. dijo...

Es verdad que tú eres otro caso parecido a Miguel Angel. Así es la vida. Nos creemos,como dice el poeta, que podemos transmitirles nuestras ilusiones o nuestras frustraciones con la leche templada y en cada canción, pero éstos, Agustín, ya no somos nosotros. Vienen pisando fuerte e imponiendo su personalidad.
Gracias por venir a vernos.

laeulalia dijo...

Veo que no hay ninguna mujer que te diga nada, o que te apoye en la parte materna de este post, (o eso me ha parecido).

Tengo dos hijas y a ninguna le ha dado por el fútbol, pero la pequeña fue gimnasta (estuvo en varios mundiales) y puedo decirte que entiendo perfectamente tu comentario.

Aunque en la gimnasia el tema era diferente. Los padres aplaudian y hablaban de fútbol entre ellos, mientras las madres aprendíamos la diferencia entre una rondada y un flic-flac, al mismo tiempo que nos preocupábamos de sus desayunos, sus maillots y otras "pequeñeces".

Y a todas se nos escapaba un gemido si nuestra hija se caia de un aparato y se nos podía ver una sonrisa disimulada si la que se caia era otra.

Un abrazo.

Mamen O. dijo...

Gracias Eulalia por venir al rescate. Qué importante la parte materna de este post ¿verdad? Creo que sólo alguien que sea madre puede entender lo que hay detrás de ese cordón que tira. Mi hija la mayor tenía un año o dos la primera vez que un niño le pegó en la guardería. Después de esa vez, varias veces volvió a darle. El día que salió con un enorme bocado en la barbilla, me descubrí a mí misma odiando, pero odiando de verdad, con saña, al dichoso niño. Cuando me di cuenta del sentimiento que tenía hacia un niño de dos años, comprendí de verdad lo que es ser madre. No hay nada en el mundo que duela como duelen ellos, aunque a veces tengamos ganas de darles nosotras mismas el "bocao" de lo que nos irritan. Ja, ja.

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