Parece ser que el ale hop del circo televisivo volvió a poner en marcha la función el sábado de madrugada. El accidente de tráfico del torero Ortega Cano ha vuelto a dejar patente que en la vida todo vale cuando se hace por dinero.
El azar, la negligencia o quizás la mala suerte ha hecho que el hombre perdiera el control del coche, chocando de forma aparatosa con un vehículo que venía de frente. Un suceso terrorífico como ese, en el que un ser humano perdió la vida y otro la tiene en juego, provoca, curiosamente, que las distintas cadenas, en especial telecinco, anden disputándose las audiencias para ver quien saca más rédito a la desgracia.
Y fíjate lo que es la vida, no podía ser más oportuno el hecho ya que en estos días el personaje andaba por la cresta de la ola de la popularidad, siendo el tema de conversación de esos corrillos tan animados donde lo mismo se juzga o se decide la orientación sexual de una persona que se defiende a capa y espada, porque eso es lo que vende, la belleza madura de la Duquesa de Alba, la elegancia exquisita del plumero que luce en la cabeza o el donaire elegante y señorial de un novio que se ha buscado.
Da para tanto Ortega Cano que hoy me he estado dando cuenta de que la cadena amiga telecinco se ha convertido desde ayer en un canal exclusivo dedicado, aunque eso sí, los periodistas han cambiado el tonito del discurso porque no estaría bien visto interpretar con chanza el trasfondo del suceso.
Ayer aprovechó la Campos, no importa que hubiera amistad. Como toda la familia anda metida en la tele, pues ya que tenemos a Chayo, ¡oye! que haga el numerito. Ahora es “mi tío Jose”, cuando hasta hace unos días la herencia los traía locos.
Esta tarde “Sálvame”. Ahí están encantados. Han alimentado tanto la historia de si es o no gay, que incluso los colaboradores se dividían en dos según dieran o no crédito a lo que se cuenta. Esta tarde estarán compungidos porque claro es lo que toca, aunque después de la pena, seguro que exponen el guano que es una forma fina de definir a la mierda.
Y ¿qué me decís de los supervivientes? ¿Y el morbo de contar en directo a su cuñada Rosa la tragedia que se vive en España?
Qué curiosa y a veces qué absurda es la vida. Mientras que algunos se frotan las manos muchos pensamos en el sufrimiento, en los hijos que se han quedado sin padre y a los que, cosas del destino cruel, la foto con el famoso les ha arruinado la vida.
Pero es que la otra víctima no importa, ni siquiera importa Ortega. Lo único que vale esta vez como tantas, es el bla bla bla de la platea y la audiencia que se traduce en billetes en la caja.
Pensareis que estoy muy puesta en esto de la tele rosa. Y es verdad porque mi pie que me ha tenido en reposo, me ha dejado asistir perpleja al ale hop de este circo, y a la vergüenza absoluta de seguir con la tele puesta.