Parece que la
Navidad anda instaurándose ya en cada casa. Tengo la sensación
de que todos los años ocurre lo mismo. Intentas hacerte la remolona, como si no
fuera contigo, y te sorprendes de la velocidad a la que los demás adoptan la
fiesta, como si hubiera que bebérsela de un sorbo en cuanto comienza noviembre.
Pero luego llega el puente de diciembre, comienzan los anuncios de perfumes y
parece como si de repente se instalaran en tus sentidos el aroma de pestiños y
el sonar de campanillas. Y a partir de ahí, empieza todo. Te entra la prisa por
“encargar” los regalos, haces el esfuerzo de bajar el arbolito de marras de ese
sitio inalcanzable donde estaba y empiezas a darte cuenta de que para ciertas cuestiones
sí que vas ya un poquito tarde o te has quedado un “muchito” desfasada. Me
refiero sobre todo al tema de los juguetes.
Supongo que como en otras muchas cosas que nos vemos
obligados a hacer enmarcados por una fecha concreta, somos demasiados queriendo
lo mismo y las empresas con sus publicistas que son las personas más listas del
mundo, juegan con nosotros hasta el punto de convertirnos en muñecos alienados
con una única misión en la vida: comprar lo que nos ofrecen.
Si a esta fórmula mágica de Navidad+Regalos+Publicidad2
se le añade la ilusión de mamá elevada al cubo para que el niño tenga por
un día todos sus deseos, nos encontramos, como resultado detrás del igual,
madres locas corriendo por los supermercados y pidiendo a páginas de Internet
del Reino Unido, las últimas muñecas de moda.
Todos los años desde que tengo hijos ha ocurrido con algo. Siempre
hay un juguete concreto, normalmente el más popular, que no hay manera de
encontrar por ningún sitio. Yo no sé si la culpa será de esa gente previsora
que he oído decir que empiezan a comprar en agosto, habilidad que siempre me ha
sorprendido, sobre todo porque mis hijos, hasta última hora, una vez vistos los
anuncios y sabido y contrastado lo que pide su amigo del alma, nunca han tenido
claro cual iba a ser su elección. Puede que ni siquiera sea eso, tal vez, hoy
me siento teórica de la conspiración, todo sea producto del marketing brutal
del que somos pobres víctimas en manos de unos despiadados verdugos.
Este año ha pasado con unas muñecas horrorosas que son la
ilusión de todas las niñas. No pongo nombre porque me da rabia hacerles
publicidad, pero son una especie de engendro entre la Barbie de los modelitos y
la moda del Halloween de las narices que ya sabía yo que no arrastraría nada
bueno.
Una de mis sobrinas, la que está justo en la edad, ha pedido
la muñequita. Pero es que encima, por si no fuera poco ya el hecho de que no
hay forma de encontrarlas, se da el caso de que son varias muñecas, y a su vez
cada una de ellas vestida recreando diversos momentos de su ajetreadas vidas:
las hay en pijama, de fiesta….que sé yo, así que antes de lanzarse a la carrera
de la búsqueda por los centros comerciales, hay que hacer un master para que
luego no pase eso de: ésta no es la que yo quería, frase lapidaria donde las
haya que le arruina el día seis al más pintado.
Así que yo que por desgracia tengo libres las mañanas ando
al quite, espiando las conversaciones de la puerta del colegio (léase Cuartel
General de la CIA )
donde llega fresquita la información de una posible remesa de muñecas
monstruos.
Hace poco di con un informe secreto según el cual ese día,
en el Carrefour de mi localidad, habría una entrega mañanera. Isofacto llamé a
mi cuñado-cómplice y nos fuimos al super. Llegamos a las 9:59 hora zulú.
Pensamos que íbamos bien pues el establecimiento abre a las 10:00. Pero cual
fue nuestra sorpresa cuando vimos que las puertas habían sido abiertas unos
minutos antes (esto nos hizo sospechar de algún chivatazo) y que ya se había
desarrollado una batalla campal por coger las pobres existencias que llegaron,
en la que tuvo que intervenir un guarda de seguridad y en cuyo fragor un padre
torpón había sido revoleado por el suelo, mientras se producía la carrera a
empujones de aquellas madres coraje.
Menos mal que existe Internet y esto nos abre puertas al
mundo. La que más y la que menos al parecer se ha puesto las pilas y ya ha
pedido la muñequita a Gran Bretaña e incluso a Estados Unidos. El otro día me
tocó ir de cumple y una de las madres me contaba orgullosa que ya había
recibido el pedido. Hombre, lo único malo es que el cd que trae viene en inglés,
me decía contrariada…no sé yo la niña…pero, mira ¿sabes que te digo? Que así
aprende idiomas.
Ay, por Dios, qué complicada es la vida.
13 comentarios:
jajajaja, buenisimo. La verdad es que la historia se puede comparar con la operación "tormenta del desierto". Dile al cuñadísimo que visite la página Amazón. Ahí puede que encuentre las muñequitas. Es que mi mujer es una de esas madres coraje.
Je,je,je. ¡Pues sí!, Este año me ha todado a mí ser la madre tipo "Swarzeneger" en busca del juguete imposible. Para colmo, quiere las más difíciles, varias muñecas en una fiesta pijama, que mi marido me dice: "No podemos nosotros cologarle cualquier pijamita". Después del episodio Carrefour con el pobre señor rodando por lo suelos y las madres locas peleando por las cajas, por fin pudimos hacernos con una de ellas, una muy feísima con unas gafas rojas y el pelo azul. Pero bueno, si es lo que quiere, pensé yo. ¡Ja,ja,ja!, Cuando llego a mi casa, coge la niña el catálogo y dice: Me encantan todas menos la fea esta de las gafas rojas, que es odiosa.... ¡Puaf, puaf, puaf!... a devolver al bicho y seguir buscando... ¡A ver si le soplan ya quién es Melchor y al menos que luego nos lo agradezca a nosotros y no al rey ese de las barbas blancas, que se lleva todos los méritos sin mover ni un dedo!
Ja,ja,ja. ¿Cómo se le ocurre a un pobre padre ir a la guerra de las supermamis? estaba claro que acababa revoleado.
Menos mal que yo tengo niños y no niñas suelen ser menos explícitos.
Ehhhhh mi marido me ha robado mi comentario, Miguel Angel Reyes Oliva no dijo nada fui yo "La Charito" jeje
¡JA JA,JA! YO ES QUE ME PARTO.
Ya no son sólo el inicio de las rebajas del Corte Inglés sino también los juguetes en Carrefour. Imagino la escena: los tíos rodando por el suelo pisoteados por las mujeres; los guardas jurados con la porra en la mano, amenzando, y las Marías peleándose entre ellas, unas cogiendo las muñecas por los pelos y las otras tirando de las piernas "Yo la cogí antes".
Mamen, cada vez que vengo disfruto más que un cochino en un charco.¡Qué arte X d! Un beso
Uno, que ya tiene unos años, recuerda una peregrinación por lo centros comerciales buscando un Power Ranger que no había manera de encontrar, entra en el pack de ser padre. Todo sea por mantener esa ilusión de los niños que pasa tan deprisa.
¿Y lo contenta que estará tu sobrina con la mosnternosequé?
Ja, ja...como se nota que Pedro es maestro. Lo pronto que ha sabido que hablábamos de las monster. La cabeza como un bombo ¿no Pedro?
Juan, tú te creerás que es broma, pero unas amigas que llegaron antes que nosotros y formaron parte, sin éxito, de la maratón me lo contaron todo de primera mano. ¡No veas como empujaba aquella! me decía mi amiga Maru.
Y encima dice la niña que la fea de las gafas rojas no es la que quiere...Mi "cuñao" quiere que mi hermana le haga el pijama. Como si fuera fácil colarle el fraude a la sabihonda de su hija. Ja, ja, lo que hace la desesperación.
Pues sí que se complementan nuestros blogs. Podríamos hacernos la réplica...Tendremos que repartirnos el premio, ja,ja,ja,ja...Encantada de conocerte.
Igualmente Berta.
Podemos compartir ideas, je, je
Buenos días, se repite la historia, es la misma sólo que con diferentes personajes y diferente lugar, en el colegio de mi hijo algunas amigas se encontraban con el mismo problema, los Carrefour y demás tiendas con la muñeca agotada y un día concreto se convirtió en una lucha por conseguir el apreciado regalo, hasta los de seguridad tuvieron que acudir para calmar los nervios, es internacional.
Un abrazo.
Gracias por contarlo JCR, con la que nos está cayendo a los andaluces, hasta miedo da contar una anécdota por no caer en el tópico. Pero tú reafirmas mi teoría de que ser padres es igual en todas partes.
Un beso
La navidad la locura de los padres!! jaja La vivimos con más intensidad los adultos que los niños. jjaja Pero bueno, todo el sacrificio es recompensado cuando ves la cara de felicidad que ponen al abrir los regalos y al hacer que sigan viviendo la magía de la navidad. Son momentos inolvidables.
Hola Anabel. Bienvenida a la tertulia. Sí que es verdad que la Navidad es una locura, pero en parte, fíjate, yo casi la considero una locura sana porque al fin y al cabo es de los momentos del año en que pensamos más en los demás ¿le gustará mi regalo? ¿habrá bastante comida? Para mí lo único que lo empaña es saber que hay muchísima gente que no tiene dinero para sumarse a la fiesta. Eso entristece mucho la Navidad.
Vente por aquí cuando quieras.
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