Tengo la sensación de que el próximo martes va a ser un día de emociones. Es inevitable porque esta vez, como se dice en el argot futbolero, juego en casa.
El próximo martes, que para darle todavía un toque más romántico coincide con el día del libro (23 de abril), estaré, a las seis de la tarde, en el Palacio de Congresos de San Fernando. Y estaré en mi tierra y con mi gente, para detallaros algunas cosas de esta novela de la que si me conocéis ya sabréis mucho, porque es algo de lo que no he podido dejar de hablar desde hace un tiempo.
Evidentemente es un acto totalmente público y abierto donde os espero si queréis venir. No voy a dar ningún discurso académico, ni pienso bombardearos con palabras manidas. Se trata, si os apetece, de entablar una charla amable, de contaros de forma sencilla qué hago allí y por qué escribo, quien soy y cómo se cocinó este pastel, sencillito, apenas un bizcocho y un poquito de crema, que tiene nombre exótico y extensión de novela.
Hace ahora dos días, vi mi libro en el escaparate de Quorum. Para los que no sean de Cádiz, tengo que contar que es sin lugar a dudas una de las librerías más prestigiosas de la ciudad, donde los libros huelen a nuevo y las estanterías están repletas. Y en aquel escaparate lleno de novedades, donde siempre hago una paradita porque ejerce sobre mí el poder de un imán, allí estaba mi libro, supongo que un poco abrumado, igual que yo, al verse de pronto rodeado de nombres que suenan a literatura o a marketing, de títulos recomendados o anunciados con el machacón soniquete de la televisión.
Y allí me quedé parada, delante de aquel escaparate que devolvía mi reflejo, sola, sin decisiones, sin voluntad ni siquiera para hacer el gesto de llamar a casa y contarle a mi marido, en vivo y en directo, el momento que estaba viviendo.
Pero...claro, todos me conocéis, y sabéis antes de que os lo diga, que ese estado silencio y calma apenas duró un momento. En seguida salió mi parte "mamarracha", no podía ser de otra manera. Os lo cuento:
En primer lugar tengo un móvil nuevo. No es que yo sea excesivamente torpe para el tema de las tecnologías, pero todo es práctica en la vida, así que de repente me di cuenta de que sólo había usado una vez la cámara y no tenía ni idea ni de si podía enfocar o cambiar de forma manual alguna opción, que dejara ver lo que había detrás del reflejo. En segundo lugar, la librería tiene una mesa de información y referencia, justo en la puerta, y realmente me daba mucha vergüenza que el dependiente, que en ese momento (5 de la tarde) no atendía a nadie, me viera hacer fotos de su escaparate, sobre todo por el hecho de que pensara que estaba realizando alguna acción relacionada con la piratería, etc, etc.
Intenté ser discreta, pero no hubo manera. Nada más empezar con el tema móvil apuntando hacia el escaparate, pero haciendo como que alguien me llamaba, solté de su clavija los auriculares, sin haber apagado aun la música, llamando la atención del hombre que a partir de ahí, no me quitó de encima la vista.
Para colmo de males, no me aclaraba de donde tiene el telefonito almacenada la galería de imágenes, así que no podía asegurarme de que aquello estuviera saliendo bien y por si acaso, repetí como siete veces y desde distintas posiciones la foto.
Y ya, como colofón y para rematar la jugada, precisamente en ese momento de sofoco, en el que os prometo que acabé sudando, dos chicas que andaban por las estanterías del escaparate curioseando los libros agarran, precisamente en ese momento,redundo en ello, mi librito con el tamarindo.
Como es bien sabido, en la solapa del libro va mi foto y yo tengo clara conciencia de ello. No di tiempo a más. Sólo pensar que aquellas chicas se volvieran y me vieran allí, detrás de ellas, como una autora loca, con el móvil haciendo fotos...bueno, no había Calle Ancha suficiente para lo que yo corría. Qué sofocón...
Ahí os dejo la constancia de los hechos.
8 comentarios:
Hola Mamen.
Siento estar tan lejos, pero te deseo suerte.Me he reído imaginándote pegada al cristal. Pero ¿las chicas estaban en el escaparate?...jajaja.
Mar.
Hola Mar.
Verás, es que el escaparate de esa librería es accesible, dentro hay una estantería y entre el cristal y la estantería hay un pasillito. Es que es una librería muy grande.
Gracias por venir por aquí. Siento que estés lejos porque me hubiera gustado mucho conocerte.
Besos
Suerte en San Fernando, y lo más positivo de esto, que suerte tuvieron esas dos chicas en verte jejeje. Un besazo.
Gracias Tamara. Yo por mi parte, espero que no me vieran...ja,ja, porque la situación era un poquito ridícula...ja,ja
¡Qué gracioso! Esperemos que no te hayan visto, ya con el dependiente fue más que suficiente. Mucha suerte el martes!! Ya nos contarás...
Preciosa, te he dejado un premio en el blog :) http://camillamora.blogspot.com.ar/2013/04/otro-premio.html
Besos!!
Hey Mamen! Sólo quería desearte todo lo mejor en la presentación de hoy. Yo no estaré, pero sé de una que si lo hará ;) Qué pena que no ande hoy por tierras isleñas! Un beso enorme!
Hola Mamen, decirte que me ha gustado mucho la presentación de tu libro, ha estado muy amena, admiro tu templanza al hablar y como te expresas. Tambien decirte que me ha hecho mucha ilusión que me nombraras, gracias.
Enhorabuena de nuevo, te lo mereces, la sala estaba llena, por algo será digo yo ¿no?. Besos
Gracias Camila por venir a comentar. Sabes que me hace mucha ilusión que participéis. Besos.
Miriam y Nati, a vosotras qué os voy a decir. Como dije en la presentación esta tarde: “Las palabras nunca alcanzan cuando lo que hay que decir desborda el alma”.(Cortázar)
Publicar un comentario