jueves, 27 de junio de 2013

La reina descalza

Hace unos días, mis amigas del club de lectura y yo retomamos la sana costumbre de quedar para comentar un libro. 
Reconozco que en parte, la culpa del letargo del club ha sido mía. Lo que me ha pasado estos meses con respecto a la literatura, ha ocupado completamente no sólo mi vida "artística", sino también las suyas. Mis amigas, han vivido conmigo cada una de las emociones que me ha deparado escribir y promocionar una novela, tan en primera persona y con tanta ilusión, que en nuestras reuniones siempre ganaban, por goleada, mis tamarindos, que no dejaban paso a otro autor, por muy grande que éste fuera en comparación conmigo, ni a otro libro, por mucha diferencia de ventas que hubiera entre sus miles y mis cientos. Supongo que en eso del cariño no influyen las superventas y los best sellers, y ellas saben cuánto se lo agradezco.
Pero esta semana pasada llegó el momento de retomar las viejas y buenas costumbres y sentarnos delante del café para poner en común nuestras impresiones sobre un libro "ajeno".
Habíamos elegido como lectura "La reina descalza"de Ildefonso Falcones, creo que un poco influidas como siempre por la promoción que la novela ha recibido y también por el buen regusto que nos había dejado Falcones en otras novelas anteriores.
Efectivamente la novela no nos ha defraudado. Todas llegamos a la conclusión de que es completamente redonda. Sitúa los personajes en el ambiente de una manera magistral, y además cumple con algo que para mí es fundamental en una novela histórica: el autor no se empeña en que lo parezca. Creo humildemente, que ese es uno de los fallos de muchos autores que se dedican a este género. Me imagino que el trabajo de documentación es tan arduo, que algunas veces tengo la impresión de que el escritor quiere demostrar a toda costa cuánto se ha documentado, e introduce información con calzador para dejar claro que se ha convertido en un erudito en la materia.
Lo que más nos ha impresionado del libro a mis amigas y a mí es la forma tan horrible de vivir que tenían algunos personajes, la parte más marginada de la sociedad del siglo XVIII, donde no había nadie preocupado por los derechos humanos, el maltrato de género o la miseria más absoluta. Y a la vez, nos ha dejado "tocadas en el sentimiento", la resignación con la que el ser humano vive todas esas penurias a las que se acostumbra y se adapta sin protesta. Siempre mucho peor, eso queda claro, si eres mujer.
Es duro, pero es necesario, volver la vista atrás aunque sea de vez en cuando, y recordar que hubo una época en que tuvimos esclavos que nacían sabiendo que iban a ser vendidos, explotados, violados, humillados. Y es terrible, pero hay que saber que existían las purgas, y que un gobierno podía decretar la prisión y el exterminio de una población entera por motivos de raza. Aunque quizás lo peor de todo, para mí, haya sido recapacitar después en lo absurdo de ese horror que la lectura me produjo, cuando tenemos ahora mismo, muy cerca, al alcance del mando de la televisión, la imagen de niños esclavizados viviendo hacinados en un punto insalubre del mundo, y poblaciones enteras en el África que queda un poquito más abajo de donde estamos, masacradas por cuestiones tribales o religiosas. Qué trágico resulta y qué poco nos fijamos en esa frase manida que dice que la realidad, supera con ahínco a la ficción.
Por ponerle un pero a la obra, en mi caso me ha parecido larga. Creo que seiscientas son demasiadas páginas porque supone a veces un relleno demasiado extenso en descripciones. También tengo que decir, para que se oigan todas las voces, que una parte del club no estaba de acuerdo conmigo y han visto en su justa medida el volumen de palabras. Es que ya lo decía yo...el libro de los gustos....
Próxima novela: "Inferno" de Dan Brown, que es veranito y apetece algo de intriga, ligerito y que enganche.

4 comentarios:

Encanri dijo...

Hola Mamen, me ha venido muy bien vuestro letargo para acabar el libro antes de tu comentario. La reina descalza me ha encantado, me ha enganchado desde el primer párrafo hasta el último y no me ha parecido larga. Al igual que a ti, me ha sobrecogido la extrema miseria y suciedad en la que viven los protagonistas, y clama al cielo la violencia que en especial reciben las mujeres las cuales están en una indefensión brutal, no son personas, ni siquiera se les trata como animales, son cosas. Y como tú bien dices, por desgracia, no ha que retroceder al siglo XVIII para encontrarnos estos episodios de miseria y violencia.
Me ha sorprendido cómo eran las representaciones teatrales y la vida de los cómicos en Madrid. También me ha llamado la atención el trapicheo que había entorno al tabaco, no sabía que llegase a esos niveles y a tan altas esferas. ¡ Con qué delicadeza Caridad trabaja la hoja del tabaco! ¡Cuánta variedad y qué de sensaciones deja ese tabaco! ¡Por suerte no me han entrado ganas de volver a fumar!
Otra cosa que me ha gustado mucho es cómo describe el dolor de algunos personajes a través de la canción. Debe de poner la piel de gallina escuchar a Caridad cantar o a Melchor entonar su "quejío de galeras" y ni que decir de Milagros.
También quiero comentar que al igual que se transmite el odio y la sed de venganza de generación en generación, también se trasmite la gratitud, la prueba está en el apoyo que recibió Ana.
Para mí, el personaje que más me ha gustado y veo que más ha evolucionado ha sido Caridad.
En definitiva es una novela histórica muy bien contada y que engancha. Me pregunto de qué tejido estaría hecho el traje de esclava de Caridad, ¡es irrompible!
Un beso Mamen, ¡feliz verano!

Mamen Orcero dijo...

Ja, ja...me estoy riendo por lo del traje de esclava porque yo también lo pensé. Además, sólo tenía ese, así que fíjate la mugre. Pero eso es lo que nos enseñaron, colega (digo colega de profesión, no como palabra chulesca...ja,ja): el XVIII no se caracterizó precisamente por la limpieza ni la higiene...je,je.
En cuanto a la música, es verdad que el flamenco es el quejío y hay cantes, como los martinetes, que provienen del golpeteo del martillo en la fragua.
Pues sí es verdad que engancha, aunque tú perteneces al grupo de mis amigas. A mí en ciertos momentos se me hizo larga.

Manolo dijo...

Hola Mamen. Por cuestiones que no vienen al caso he estado un tiempo alejado de tu tertulia, pero me he puesto al día leyéndome todos los artículos que has publicado desde que no me paso por aquí, incluidos los comentarios de cada uno. ¡Ah, y me he leído tu libro!. Por cierto, muchas gracias por las 6 dedicatorias.
Bueno, en adelante procuraré no dejar pasar tanto tiempo sin tomarme esos cafés que preparas tan bien.

Mamen Orcero dijo...

Hola Manolo.
En primer lugar, gracias a ti. Creo que si hubiera que darle un premio al comprador número uno de la novela, te lo llevarías sin duda. Señores, Manolo me ha comprado seis libros. Y creo que la mayoría de ellos para regalarlo a sus amigos que es algo que a mí me emociona. Cuando un libro gusta tanto que decides que es un buen regalo para hacérselo a un amigo, eso ya roza lo increíble. Te lo agradezco de corazón y te doy nuevamente la bienvenida en este reencuentro. Aquí te esperamos, como siempre.

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