lunes, 21 de octubre de 2013

Esperanza

Hace unos años, conocí a  una niña que miraba el mundo con curiosidad a través de unos ojos enormes. Venía a visitar a su tía, vecina mía puerta con puerta, y a menudo me daba un toque y entraba a ver a mis hijos cuando eran apenas unos bebés. Los manejaba, jugaba con ellos y me contaba sus cosas del cole, la pesadez de sufrir a su hermano...la vida vista desde el prisma de la niñez.
Este verano, Esperanza, que ahora es estudiante de Medicina, nos ha dado a todos una lección magistral. Ha cogido unas poquitas pertenencias propias y un cargamento de solidaridad, para irse con la ONG Hola Ghana a poner parches de cariño en las heridas del corazón.

Con un grupo de amigas, compañeras de profesión, se han ido "de fiesta" a otro continente y otra cultura. No ha sido, a pesar de la edad, la ruta del bacalao la que han elegido para vivir su verano, sino el camino de los orfanatos que por desgracia cruzan el país de Ghana, porque el número de niños abandonados es incontable.

Creo que desde que ha vuelto, Esperanza no puede hablar de otra cosa que no sea de lo que ha vivido allí. África se le ha metido en el cuerpo y en el alma y ya está llena de proyectos y de compromiso, que junto a esas amigas con las que ha vivido esta aventura, están amasando e intentando poner en marcha.
Para mí, personalmente ha sido muy emocionante que me haya contado que en el camino de vuelta, viajó leyendo una historia de mentira que yo creé, mientras atesoraba en el fondo de su corazón tantas y tantas sensaciones, tanto agradecimiento sincero de una gente humilde, honrada y a su manera feliz, que le han hecho sentirse pequeña a su lado.
Ayer me hizo el mejor de los regalos. Me contó que en ese viaje de vuelta, mientras leía la novela, iba identificando a los personajes con gente de verdad que ha conocido. No me gusta incidir en los arquetipos de África, ella ha estado en Ghana y mi historia se desarrolla en Senegal que son dos países y dos culturas diferentes. Pero es verdad que ambas regiones tienen en común la misma trayectoria de desesperanza y de injusticia,  y eso de alguna manera las hermana. 
Me ha emocionado saber que "existe" sor Josefa entre las Hermanas de la Caridad de Kumasi, que han viajado a una aldea de casas de adobe, ( las denominan the village),o que han comprobado, como lo vivió mi Paloma, que en la otra cara de la misma realidad, existen hoteles donde te ofrecen un trozo de mar. Pero... si hasta se les pinchó, en una carretera mal asfaltada, la furgoneta en la que viajaban.
¡Si viérais las fotos! Qué maravilla, de verdad. Cómo te remueve el cuerpo por dentro el primer plano de una cara preciosa, la oscuridad de unos ojos con los que se ha cebado, de forma tan tremendamente injusta, el abandono y la tragedia.
Yo, desde aquí, sólo puedo dar la enhorabuena a esas chicas maravillosas que me hacen seguir creyendo en la humanidad. También, por supuesto, a sus familias, que han sabido trasmitirles esa forma tan directa, tan preciosa, de entender la solidaridad. Soy madre y comprendo la mezcla de orgullo y de miedo que habrán sentido durante toda la aventura.
Prácticas en el quirófano del hospital de Koforidua
Voy a seguiros de cerca, Esperanza, eso te lo digo ya. Me encantará vivir con tus ojos las emociones de contribuir a que el mundo sea un poquito mejor de lo que es. Es realmente reconfortante irte a la cama pensando que hay otra ruta distinta a la del botellón y la droga de diseño, un camino por hacer que está en manos de gente joven como tú, gente que simbolizáis como tu nombre, la fe en el futuro.
Gracias por las emociones.







7 comentarios:

Aroma de mujer dijo...

Desde luego me ha emocionado a mi también...es tan hermoso a la edad de estas chicas ver como llenan sus vidas haciendo feliz a los que mas lo necesitan...si yo tuviera 20 años ahora te juro que me iria tras ellas...
Mirando sus fotos parece que esté retomando la historia de tu libro.
Un besito.

Anónimo dijo...

Me encanta saber que hay mucha gente solidaria en este mundo de locos que nos ha tocado vivir.
Me gusta que tu novela no sea solo un entretenimiento de unas horas sino que refleja una realidad que no vemos.
Parece que no interesa que nos enteremos que hay otras cosas muy bonitas en este mundo, mucha gente buena con ganas de ayudar a parte de la dichosa crisis.
Me ha emocionado tu historia y animo a que sean muchos los que sigan por este camino.

Chari dijo...

Enhorabuena a estas chicas, hay que ser muy valiente para salir de la comodidad de tu casa y lanzarte a una aventura donde sabes que lo que vas a ver es terrible.

Mamen Orcero dijo...

La verdad es que para mí ha sido muy emotivo hablar con ella.
Es evidente que una novela no es más que eso, una historia inventada en la que la persona que escribe puede tomarse muchas licencias. Pero, este caso para mí era muy especial,no es una historia inventada y nada más. Cuando detrás, en el fondo de lo que estás contando, hay un drama que afecta a tantas personas, hay que tener mucho cuidado para no frivolizar. Por eso, ha sido muy importante para mí la opinión que me ha dado Esperanza y que le agradezco enormemente. Besos

Marcos dijo...

Afortunadamente hay mucho héroe anónimo, hombres y mujeres, que se dan desinteresadamente por sus hermanos, a cambio de nada. Conozco a una persona que admiro, haya en el Congo, que ademas comen solo cada dos dias, porque no hay mas.

Mamen Orcero dijo...

Es verdad, Marcos. Igual que existe la maldad, y lo vemos a diario, existe la bondad, afortunadamente.
Besos

Encarni dijo...

¡Qué alegría ver un ejemplo de juventud solidaria y comprometida! Le debe haber cambiado la vida por completo así como su escala de valores. Grandes mujeres, sin duda, Esperanza y sus amigas. ¿ Lo tenían pensado antes o después de leer tu novela?

Besos

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