Son tantas cosas las que oigo últimamente sin poder dar crédito, son tan frecuentes las barbaridades que se me acumulan en la lista pendiente de noticias por leer o en la bola del mundo blanca sobre azul con la que facebook me avisa de que tengo novedades, que ya en varias ocasiones me he descubierto a mí misma susurrando bajito esa gráfica expresión que utilizamos cuando no podemos más, cuando el absurdo se sitúa en un "nivel estratosférico": Apaga y vámonos.
No sé si sabéis de dónde viene la locución, pero como todas las frases hechas que usamos a diario, tiene un origen curioso que me gustaría contaros:
Parece que todo empezó en un pueblo de Granada (Pitres), donde dos sacerdotes, aspirantes a una capellanía castrense y por lo tanto rivales, apostaron entre ellos para demostrar sus méritos, a ver cuál de los dos celebraba una misa más rápidamente.
Uno de ellos, creyéndose muy listo y algo "picado" por la desventaja de ser el primero en demostrar su valía, se subió al altar y dijo con aire solemne: "Ite misa est", lo que a la liturgia en castellano sería "la misa se ha acabado, podéis ir en paz". Dicen que cuando el otro sacerdote se dio cuenta de que el primero había utilizado justo la última frase del ritual y que en la ceremonia no quedaba nada que añadir, dudó un momento subido al púlpito. Pero luego, en un magnífico ejercicio de astucia, lanzó un guiño cómplice a su monaguillo y le dijo, con toda la gracia: apaga y vámonos. A nadie le quedó duda de que había ganado la apuesta.
Lo que interpreto de esta leyenda es que el episodio debió ocurrir hace ya unos siglos, cuando la gente todavía era inocente, cuando una frase sentenciaba una situación. En mi caso, tengo que confesar que la estupefacción diaria me ha hecho perder la fe en aquel clérigo tan simpático. No creo ya que las incongruencias terminen. Ando mandando apagar a diario, pero tengo la sensación de que nunca nos vamos. Quizás, en un acto de prepotencia acabe construyendo mi propia expresión, algo muy simple que debería sonar así como: No apagues, deja encendida la vela, chaval, que me apuesto la capellanía a que mañana habrá más.
Besos
3 comentarios:
Gracias por contarnos de dónde viene el dicho. No lo conocía.
Un placer tomarme un café un café en tu compañía.
Un beso
Lamentablemente mañana habrá mas. Mas desgracias, mas victimas, mas lagrimas, Da igual el telediario de cualquier día. Solo cambian los personajes, pero así es la vida con mas llantos que alegrías, y es lo que hay, por eso hay que aprovechar los momentos buenos al máximo.
Gracias, Leonor; gracias, Marcos por este café compartido. Cuántas veces he sentido mía esa frase de apaga y vámonos pensando que ya no puede ocurrir nada peor. Pero como dices, Marcos, siempre se riza el rizo con algo más. Supongo que así es la vida.
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