Es curioso lo diferente que somos unas personas a otras en cuanto a la forma de tomarse la vida. Debe ser que cada uno vive de una forma tan distinta el impacto del día a día sobre su cuerpo que por cada individuo “respirante” hay un resuello peculiar que nos hace únicos.
Digo yo que debe ser que para la felicidad como para el dolor, también hay distintas intensidades que nos hacen estar más o menos cerca de eso que denominamos el umbral, dependiendo de la manera en que nos hayan educado, de las dificultades por las que hayamos pasado o simplemente debido a la genética que conformó nuestro carácter.
A veces es divertido pararnos a contemplar la alegría que tiene aquel porque consiguió algo con lo que tú ni siquiera sueñas, o el pesar que sufre aquel otro, simplemente porque no tiene algo que tú detestas.
En algunas ocasiones ese umbral nos hace sentir ridículos cuando la televisión, que es la forma más rápida de asomarnos al mundo, nos muestra la pobreza de un buen hombre que sonríe porque esta noche duerme al abrigo y nos hiela la tristeza del anuncio anterior que nos dejó en el cuerpo el escozor de no poder comprar el coche que conduce algún amigo.
Te das cuenta en un momento que la vida está hecha en base a las diferencias, que de esas diferencias se alimentan las grandes potencias y se envilecen las grandes familias y que todos andamos dando vueltas a la misma noria, unas veces en la cima, compartiendo la esperanza y otras "muy muy" pegados a la tierra, donde hay que poner los pies de vez en cuando para saber de primera mano el olor y el sabor de todo aquello que se cuece en la caldera.
Hace tiempo que aprendí a situar el umbral de mi alegría en la salud de mi gente. A partir de ahí, todo paso hacia delante es un escalón de más en el ranking de la suerte. El trabajo, el dinero, la esperanza…todos son un pasito adelante en el salón que hay detrás de la puerta de entrada a la locura, al gozo inmenso de tenerlo todo. Pero hace tiempo que entendí que no hay que apostar muy alto, que algunas veces la vida nos despierta de la siesta, sin saber qué nos aturde y siendo rana en vez de princesa.
Uff!…septiembre me volvió filosófica.
11 comentarios:
¿Qué soñaste en la siesta Mamen? pues estoy totalmente de acuerdo contigo. No hay que poner el techo de la felicidad muy alto no vaya a ser que nunca lleguemos a tocarlo. Es más, tampoco me interesa estar en el umbral de la felicidad, porque cualquier cambio sólo puede ser para peor... qué pesimista, no? lo explicaré mejor en términos de Mamen: es mejor ser conciente de que eres rana y vivir alegramente en tu estanque, que buscar ser princesa y que se te desmonte el castillo de pronto con príncipe incluido.... sí septiembre, un mes raro...
Madre mía, ¡cómo se va notando el cambio de estación!....En fin, como siempre,o casi siempre,para no parecer "pelotilla", tienes razón en lo que dices. El umbral de la felicidad es tan relativo y tan dispar que a veces da hasta miedo reír no vaya a ser "que anunciemos algo". Y aunque pueda parecer pesimista, te aseguro que no. Me gusta nuestro otoño e invierno, no lo puedo remediar. Va con mi carácter, o con mi umbral. Sin duda, soy rana. Anónima ,pero estoy a la vuelta de la esquina.
Es tan difícil la perfección de las princesas, Mili, que es un sueño de siesta por lo poco que dura, apenas una cabezadita. Yo creo que cuando se es consciente del tipo de batracio que eres y de las limitaciones que incluye tu salto empieza la verdadera libertad. La aceptación de lo que eres, sin problemas tiene que hacerte feliz. Pero oye, a tí precisamente no te veo yo muy rana ¿eh? Ya quisieran muchas y muchos...
En cuanto a la anónima de la vuelta de la esquina doy fé de cuánto nos reimos en "la charca". Al final eso es lo que te llevas de la vida, las veces que te reiste o que hiciste reir.
Gracias a las dos
Creo que el umbral de la felicidad es más una cuestión de sensaciones que de aspiraciones, puedes fijar el listón muy alto y conseguir tus propósitos, pero si falta ese punto de buen estado es que realmente no somos felices.
También encontrarnos en el caso contrario, buscar ser princesa y no conseguirlo, pero encontrarnos con un estado personal muy placentero, no son los objetos, el éxito, el dinero, es un sentido personal que nos dice que estamos bien con nosotros mismos.
Como ejemplo Matthieu Ricard, biólogo francés, con un coeficiente como para alcanzar lo que quisiera en la vida, lo dejo todo para abrazar el budismo, siendo declaro el hombre más feliz del mundo.
La rabia que me da este tema es que pienso que la mayoría de la gente, JCR, la gente de a pie, suelen ser personas que están bien con que les dejen estar en su estanque, viviendo toda la vida en su estado natural y alegrándose con los pequeños logros. Y es injusto que la vida les quite el trabajo, la seguridad, lo poco con lo que viven felices. Y en cambio hay muchos príncipes y princesas (no en el sentido literal de la palabra, la monarquía sería otro tipo de debate) por ahí, sin haber dado un palo al agua y con toda la suerte de su parte. Nunca será justo.
Cierto, ante todo lo que deseamos o como vivimos así como nuestro entorno, influye como bien comentas la suerte, pero el mundo es injusto y mal repartido, siempre tendremos ese punto. Mi madre tiene una frase "mañana viajo para Sevilla, si Dios quiere y el toro me deja".
Hoy me ha llamado una amiga preocupada por el tono melancólico de mi entrada. No sé si ha sido esa la impresión causada pero que nadie se asuste que no es para nada el caso. Como decía antes estoy total y absolutamente mimetizada con mi entorno del estanque y el umbral de mi alegría de momento me permite ser feliz. Lo que ocurre es que a veces piensas que cualquier cosa puede romper el equilibrio y da "yuyu".
Creo que el próximo post va a ir sobre chistes. A ver si con la risa cambiamos el climax y paramos la crisis
A los chistes me apunto, yo suelo estar siempre de buen humor,pero he tenido ultimmente algun día malo, y por eso creo que me sali de mi estanque, pero comoacabo de recuperar el buen humor ahi os dejo un chiste-adivinanza y otro día os pongo la solucion:
Se abre el telón y aparece un pelirrojo desnudo y bien despachado, se cierra el telón.
¿Como se llama la película?
Ah soy Agustín
Amigo Agustín. No sabes cúanto me alegro de que hayas "recuperado" tu buen humor. Espero de corazón que tu "vuelta al cole" sea estupenda y que este curso te dure para siempre, hasta la jubilación, tampoco hay que pasarse.
Lo que sí te voy a pedir es un pequeño sacrificio y es que no te olvides de vez en cuando de pasar por aquí, de tomarte con nosotros el cafelito y de hacernos sonreir. ¿Pelirrojo? ¿bien despachado...? Si fuera pelirroja diría que es la selección española...
Ja, ja
Ojalá me llegue hasta que pague lo que debo, y gracias porque yo se que tu te alegras de corazón, y da por hecho que aunque tenga 5 minutos libres seguro que leo lo que escribas ya que me has enganchao.
ah y no es la selección es el GRAN CAÑON DEL COLORADO
Mi umbral de la felicidad sube varios puntos todos los años en verano. Soy más feliz con el día largo, mucha luz y calor, la playa, las vacaciones, mejor salud en la familia, etc,etc. Por eso he estado intentando aprovecharlo al máximo y no me había paseado por el blog. (Todo el día en la calle).
Hoy hace un tiempo regulín, mi hija ha vuelto al cole, no hemos ido a la playa, ya que el tiempo no acompaña y hay que comprarle los materiales y uf! como baja el umbral!!!!!. Menos mal que la entrada de los chistes me ha subido el ánimo.
Un beso para todos los que sois felices con vuestras vidas. Yo me encuentro bien como estoy. A los que no lo son tanto, ¡Que hacen que no bajan el umbral ya!. Siempre te puedes alejar de la visión cotidiana, y ver desde fuera que tus problemas no son más que un par de granitos en las montañas de otros. ¡ A disfrutar que son dos días!.
Ah! Agustín me alegro de que tu umbral haya crecido en estos días, espero que lo disfrutéis Ani y tú y que siga subiendo.
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