lunes, 6 de junio de 2011

ME IMPORTA UN BLEDO

¡Cuántas veces hemos hablado del poder de las palabras! Es curioso pararse a pensar un momento todas las cosas que decimos en nuestros monólogos diarios, sin darnos cuentas de que a veces arrastramos, en la dejadez de la voz, una sentencia repetida incluso desde hace algunos siglos.
imagenes para blogspotPor eso estos días no he podido evitar una sonrisa oyendo por las ondas de la radio o a través de la caja loca una frase que dice: ¡Estamos contigo pepino!
No quiero decir con esto que no apoye totalmente la campaña. Creo que los alemanes nos han hecho una jugada y que hay que devolverles el golpe con la seriedad necesaria en las relaciones diplomáticas y con la simpatía de una actitud que viene a demostrar de nuevo que los españoles somos diferentes al resto del mundo y que en lo que se refiere a la solidaridad y a hacer las cosas con gracia, no pueden ganarnos esos “reblanquíos” que habitan el resto de Europa.
Pero lo que a mi me llama la atención de la frase va un poco más allá del trasfondo de la operación de marketing y como me da que muy bien de la cabeza tampoco me tiene la crisis, me puse ayer en el lugar de los pepinos y por un momento pensé en el cacao mental que sufrirían los pobres, en el caso de que una verdura tuviera o tuviese entendimiento.
Pensad por un momento en qué circunstancia habéis oído nombrar a semejante producto, antes de que la Merkel o alguno de sus compinches decidieran hacerlo culpable del mal que asola al continente, y seguro que como mucho, sólo recordareis una frase en la que se incluyera al susodicho, una con aires muy chulos que reza: me importa un pepino.
La frase que tiene su guasa, es compañera gramatical de esas otras “me importa un rábano”, me importa un “comino” o aquella de “me importa un bledo” que el guapísimo Rhett Butler arrojaba como un guante a la cara impertinente de la señorita Escarlata. Todas, como veréis, responden a la misma estructura aunque sustituyendo levemente el nombre de la hortaliza, de la verdura o de la especia, dependiendo supongo de las costumbres locales del protagonista de la chulería.
No sé si sabréis que el origen de la intención está nada menos que en la Edad Media. En esta época de la Historia, cuando se usaban los productos agrícolas como moneda de cambio, evidentemente ese tipo de verduras o especias eran, por sus características o el poco uso que se hacía de ellas, las menos valiosas del mercado. De ahí que para dar énfasis a una negación se usara su nombre para cuantificar el poquísimo valor que se le daba a algo.
Y después de tantos años, no me negaréis que tienen que andar medio locos los pepinos. De repente y debido a “un ángel”, bueno o mejor dicho a una Ángela, han pasado a ser piropeados, animados y comprendidos por la gente más chic del país. Les dicen “estamos contigo” desde todas las plataformas mediáticas de esta España denostada. Jolín, pensará la señora pepino, qué cambio.
Bueno, pues así es la vida. Yo desde aquí sólo me atrevo a decir dos cosas: en primer lugar que me siento orgullosa de este lugar donde vivo. En muy poco tiempo, los habitantes de mi país me han devuelto la esperanza y la certeza de que somos demócratas y europeos pero no tontos. Y por otra, y no menos importante, me gustaría recordar que hay que tomar gazpacho y que, por supuesto, hay que exigir una contraprestación a este despropósito.
De nuevo, y para que sirva de precedente, tengo que pedir a los políticos que teóricamente rigen nuestros destinos, que no se conformen con quedar por debajo del nivel que ha demostrado tener el pueblo. Tengan en cuenta, señores, que España se está espabilando, que el sentido común ha tomado las calles y que parece que por fín, las cosas sí nos importa “un pepino”.


7 comentarios:

Kike dijo...

Yo pensé que esas cosas no pasaban en paises del "primer mundo", pero parece que son seres humanos como nosotros y también se equivocan
¡ y como !.
Un beso grande Mamen
y ¡ que aguanten los pepinos !.
Gracias

JUAN PAN GARCÍA dijo...

Pues ya que hablas de tu maravillosa tierra, querida Mamen, se te ha olvidado poner "me importa un caraho", que es la que más se usa por aquí.
Del gazpacho te quería yo hablar:¿Cuánto tiempo hace que te comes uno hecho a la antigua usanza?: un lebrillo lleno gazpacho con trozos de pan remojao flotando,trozitos de pepino y el ajo, el pimiento y el tomate majao? Ahora todo lo pasamos por la turmix. En los restaurantes pides gazpacho y me da en la nariz que son de tretabrik de Don Simón. El pepino es el heroe del momento,deberían proponerlo para recibir el Premio Principe de Asturias, aunque mucho me temo que con la foto que han publicado de la Merkel devorándolo lo tenga difícil.
Muy ameno tu artículo de hoy. Un beso.

JUAN PAN GARCÍA dijo...

Perdón, del gazpacho quise decir:¿Cuánto tiempo hace que no te comes uno a la antigua usanza?

Mamen O. dijo...

Kike, lo de la división en "mundos" es tan relativa. Yo creo que existen los que tienen dinero y por tanto poder(1ª categoría) y los que sobrevivimos como podemos (demás categorías agrupadas en una)..ja, ja.
Juan, ja, ja...no he puesto lo del "caraho" por no romper el tono literario de las verduras...ja, ja.
En cuanto al gazpacho, es verdad que hoy ya vamos a lo práctico y todo batido. Además, por lo menos en mi caso, con lo delicaditos que son los niños, buenos son para encontrarse algo flotando.
Un saludo.

el Sr. Skywalker dijo...

Pídele, pídele a los políticos que no se conformen con quedar por debajo del nivel del pueblo. Ja ja ja. Lo primero que harán será bajar el nivel de los demás para no quedar mal. Pues menudos son ellos...

Anónimo dijo...

No había pensado yo en eso, ahora los pepinos tienen que tener la autoestima por las nubes, seguro que ahora saben mejor. A los alemanes que le den con el pepino. JUAS JUAS JUAS

Mamen O. dijo...

La autoestima por la galaxia del sr. Sky tienen los pepinos..ja, ja.

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