viernes, 27 de abril de 2012

RECORDAR


El fin de semana pasado, algunos de los compañeros con los que estudié se reunieron a comer muchos años después de aquel hasta luego.
Por desgracia la mayoría estamos desconectados. Seguramente el tiempo, la vida, la lucha por encontrar un sitio en este mundo de lobos hizo que nos perdiéramos la pista, casi sin querer que ocurriera pero a la vez sin poner remedio para que fuera de otra manera. Probablemente eso contribuyó a que no me enterara a tiempo y que me perdiera la oportunidad de volver a tener veinte años en la mirada de una gente con la que compartí apuntes, edificio, agobios, septiembres y sin duda una de las etapas más dulce de mi vida.
Con un día de retraso me llegó el correo con la lista de los que habían sido localizados y algunas fotos que alguien, en medio de la cadena, había añadido al email. Fueron tantas sensaciones de repente que por un momento me quedé colgada a la luz de aquel patio de la foto, y me golpearon en el alma los olores, las voces y sobre todo la esperanza que flotaba en el ambiente cada día, cuando todavía creíamos que estábamos destinados a comernos el mundo y teníamos una vida por estrenar esperando tras el corte de etiqueta de la ropa nueva.
 Yo tenía diecisiete años cuando empecé la carrera. Por aquel entonces la Facultad de Filosofía y Letras de Cádiz recogía la modernidad. Estudiar Historia era pertenecer al grupo de la gente comprometida, alternativa…éramos unos locos de atar que organizábamos fiestas multitudinarias para celebrar la llegada de la primavera y que encabezábamos las manifestaciones (muy de moda), aunque en ellas se pidiera acabar con una Selectividad que hacía meses o en algunos casos años que ya teníamos aprobada.
Mi Universidad de aquel entonces era como en los chistes cansinos del español, el inglés y el francés que tanto gustan a los niños. Estábamos los modernos, los pijos y los formalitos, cada uno de ellos respondiendo al tópico de que el que estudiaba Historia o Filología no podía tener nada que ver con el que hacía Derecho o Química. Ahora, eso sí, todos coincidíamos al final, cuando acababan añadiéndose a nuestras fiestas donde el espectáculo y el surrealismo estaban asegurados.
Todavía me emociona recordar. Fue el momento de madurar como ser humano pero también como individuo político, como persona y como elemento “librepensante” al que el mundo, de repente, se le mostró de una manera diferente al que dibujaban los cuentos de la infancia y la misa de las monjas del colegio.
Nunca podré olvidar las risas prohibidas de la biblioteca, el trabajo bien hecho o las horas perdidas detrás del café. Jamás pasaré de largo por el regusto dulzón que me dejaron aquellas clases de Arte, la pata de jamón que “tú” sabes quien dejó en el departamento con el cartel de “estoy en última convocatoria” o por supuesto, como no, aquella oración al dios Aton que nos inventamos en una tarde de estudio conjunto, cuando la Historia Antigua se atragantaba.
Por eso me hubiera gustado asistir a esa reunión rescatada del tiempo, por volver a reconocerme en los ojos de todos aquellos que me marcaron la vida, por decirles desde el atrevimiento que ahora me dan los años cumplidos que fue una maravilla tenerlos como amigos, que con ellos descubrí el delicioso sabor de la cultura y la orgullosa convicción de saberme una elegida.
No sé si profesionalmente las crisis, las circunstancias económicas o lo que tenga que venir me permitirán la satisfacción de seguir ganándome  la vida con aquello para lo que me preparé y que además me apasiona, pero hay algo en estas fotos que me hizo recordar que todo lo que vivimos se queda con nosotros para siempre y que en esta carrera de obstáculos en que se convierte a diario la felicidad, hay un rincón, un resquicio que no sé muy bien donde he guardado, que me habla de una vez que fui feliz, de una Facultad con un patio de naranjos, de una carpeta firmada, de un café y unos amigos.


12 comentarios:

MARTA dijo...

Precioso relato mi niña... Leyendote me has hecho recordar a mi tambuen cosas... Una pena que jo hayas asistido a la reunión... Mi madre recuerdo a los 50 añis le llego una de esas cartas... E hicieron una reunión de mas de 100 antiguos alumnos ... Todavía la recuerdo... Son cosas bonitas... Muackkkk tesoro

Mamen Orcero dijo...

Sí, son recuerdos muy bonitos porque la época es bonita en sí misma por la edad que teníamos. Me hubiera gustado ir porque ahora la vida tiene una perspectiva tan diferente...además como dice una amiga mía: a ver cómo está el personal, ya sabes a ver si los guapitos/as siguen siéndolo...ja,ja.
Gracias por venir Marta

JUAN PAN GARCÍA dijo...

Coincido con MIMIL: ¡precioso!
Imagino que sí, será bonito eso de reencontrarse y recordar tiempos felices que, al contrario de las golondrinas, ya no volverán.
Yo encontré en El Puerto, hace treinta años, a un compañero del colegio de monjas y nos llevamos casi como hermanos.
Ahora tengo una vaga idea de cual es tu profesión. No sé si ya te pedí leyeras y me orientaras sobre una novela que tengo inédita. Me gustaría tanto... Un beso, Mamen, y feliz fin de semana. Nosotros, como cada año por estas fechas, estaremos castigados con el infernal ruido de la concentración motera.

MARTA dijo...

Jijijiis los guapitos serán gordos con gafas y calvos... A no que ese es mi marido!!! Xdxdxd

Mamen O. dijo...

Hola Juan. No recuerdo que me hayas dicho lo de la novela inédita. Para mí es un halago que me pidas que lea tu novela aunque no sé si seré la adecuada para darte una opinión "profesional", pero aquí estoy para darte mi opinión como lectora.
Oye Marta, no te creas que no teníamos un poquito de morbo en eso de ver cómo estarán los guapitos...je,je porque en general las mujeres nos conservamos mejor pero los hombres...yo tengo la teoría de que cuanto más guapitos eran de jóvenes, mayor es el shock cuando vuelves a verlos...ja,ja

Anónimo dijo...

Hace tanto tiempo de aquello Mamen, que me he quedado impresionado después de leer tu texto. He vuelto a vivir tantas cosas en un momento que tengo la piel de gallina. ¿te acuerdas de aquel examen de Geografía dividido en dos partes, el teórico por la mañana y el práctico por la tarde? ¿te acuerdas que fuímos a un bar cutre, nos dieron unas hamburguesas malas y nos entró diarrea a toda la pandilla? ja,ja,ja. Tuvimos que hablar con Juan Manuel para que se apiadara de nosotros porque se creía que estábamos haciendo algo raro con tanto ir y venir al cuarto de baño.
Te he dejado mi dirección en tu correo, a ver si hacemos una quedada al menos el grupito nuestro.
P. A.

Mamen O. dijo...

Paco...ya me habían dicho a mí que pasabas por aquí. Me he reído con lo de la hamburguesa..ja,ja..no me acordaba. Para mí los mejores años fueron los tres primeros, ya después la gente se volvió más seria, más preocupada por el futuro, pero primero y segundo sobre todo no los olvidaré nunca. Es que había cada personaje...yo cuento cosas que pasaron y nadie me las cree, sobre todo amigos que estudiaron otras cosas, pero es que tú sabes que son verdad a pesar del surrealismo. Por ejemplo: alumna sale con un profesor; alumna y profesor se pelean; alumna coquetea en la clase del profesor con otro; profesor interrumpe la clase (de Prehistoria) para pelearse en público, desde la tarima, con la ex novia. Morbo, abucheo, aplauso del resto de compañeros..ja,ja,ja.
Un beso P.

JCR dijo...

Buenos días Mamen, no hace mucho me encontré con un amigo que me comentó la existencia de un grupo del antiguo colegio donde estudiaba, al conectarme mi sorpresa fue mayúscula, pensaba que aquellos días habían desaparecido y de repente veo las caras de esos compañeros, amigos que no sabía nada de ellos desde hace mucho tiempo y lo más curioso los diferentes encuentros para charlar y comentar que fue de nuestras vidas, pero con profesores incluidos, el momento único y las sensaciones difíciles para describir, todo ello gracias a las redes sociales, merece la pena recordar aquellos años que formaron parte de nuestras vidas. Abrazos.

Lola velasco dijo...

¡Que bonito Mamen! ¿Sabes? Antes nunca valoraba el pasado, tan solo era pasado, me extrañaba no sentir casi añoranza pero era así. Me gustaba vivir el presente sobre todo, pero de repente...recibo una llamada, ya no volverá mi padre (hoy hace 4 años)En estos 4 años se han ido, un tío, 5 primos, y mi cuñado, marido de mi hermana que hace un mes hizo 1 año de su marcha de este mundo. Mis recuerdos han cobrado toda la fuerza que nunca antes tuvo, he entendido que nadie me faltaba y por eso casi ni añoraba y que son tan importantes nuestros recuerdos y valorar lo que vivimos, porque son el regalo de los minutos que tenemos con nuestros seres más queridos.
¡Besos Mamen! Perdona mi comentario.

Silvia- Plumamordaz dijo...

Yo hace un año asistí a una quedada de compañeros de la escuela a los que, en muchos casos, hacía más de una década que no veía y fue emocionante; la gente estaba a la vez igual y diferente. Había caritas que no habían cambiado, como mucho, en el caso de los chicos, aparecían con barba. Lo mismo cabe decir de las personalidades. Sin embargo, se ven cambios sorprendentes en la evolución vital de cada uno, sus cambios de pensar, en fin... luego el grupo se disuelve y, en muchos casos, ya la reunión no se repite o tarda años en hacerlo,pero puede darse el caso (como me pasó) que de ahí rescates un grupo de gente que pase a ser amiga de verdad. Yo acabé asistiendo a la boda de una de mis ex compañeras por esa razón.

Un abrazo, me ha encantado la entrada.

Vengatriz

www.abajolasopos.wordpress.com

Mamen O. dijo...

Hola JCR: yo tengo que agradecer a las redes sociales o a quien la inventó haberme reencontrado con amigos a los que creía... no perdidos porque un amigo no se pierde nunca, pero sí desconectados. El otro día fue el cumpleaños de una amiga y yo le decía que es bonito saber que está ahí aunque sea para dejarnos un "me gusta" de vez en cuando en los enlaces o las canciones que ponemos en facebook. Y se lo decía de corazón porque ese simple gesto me hace saber que nuestra amistad sigue viva.
Lola: yo tengo la impresión de que hay una época de la vida en que ni siquiera tenemos conciencia de que existe el pasado porque nos comemos con ansia el presente y el futuro, pero llega un momento en que te paras un poquito, la vida se te tranquiliza y de repente te llega un olor, un color o una idea y te da un vuelco el corazón. Supongo que eso es a lo que llamamos madurar.
Es verdad Silvia que la mayoría de las veces esas reuniones no se vuelven a repetir, tienes la sensación de que te han dejado mirar un momentito por la mirilla de la vida de los demás, el tiempo justo para saber si tienen canas, si se parecen a lo que eran y qué edades tienen sus hijos a los que ahora todos mostramos en la pantalla del móvil (aquello de la cartera se acabó)..ja,ja. Pero lo bueno de ahora es que la gente intercambia correos, te añade a su facebook y parece que se anuda el hilo que nos unió un día.
Gracias a todos por comentar. Ah! Silvia, estoy mucho mejor...benditas inyecciones.

Manolo dijo...

En primer lugar, me alegro que estés mejor y espero que te lo hayas pasado bien en la comunión.
En cuanto a los compañeros de estudios, creo que es agradable reunirse para recordar aquellos tiempos. Tiempos que eran mejores debido a la edad que teníamos, por supuesto, y a que aún no habían llegados los problemas y obligaciones que la vida te tiene preparados para que vayas madurando y que te hacen ir viendo las cosas de otra manera.

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