He leído que en estos días Facebook cumple diez años en la red.
No puedo evitar sonreír cuando recuerdo la sensación extraña con la que me acerqué a aquel mundo. Como el pobre gato al que inmortalizó la curiosidad, no pude resistir la tentación de comprobar por mí misma, si era cierto ese cúmulo de emociones que decían mis amigos que sentían. Me parece que noto aún el atenazante nudo de los prejuicios y el encogimiento de nariz de los remilgos con los que me asomé, hace ya más de cuatro años, a ese lugar que quería saber la fecha de mi nacimiento, el colegio donde había estudiado y un sinfín de intimidades que al principio me costó mucho "soltar".
Ahora, a cuatro años vista, tengo que reconocer que facebook se ha convertido en mi cotidianidad. Es como la plaza del pueblo con su reunión de comadres, la biblioteca y su ficha de préstamo que me contaba quien leyó el libro que me llevaba a casa, o el bar de la Facultad, donde tenía la certeza a un simple golpe de vista, de si el moreno del jersey de rayas estaba en su hora libre o la rubia de las botas de ante se había "fumado" la clase de latín.
Tengo que reconocer que la época ha sido intensa. Son muchas las satisfacciones que me ha proporcionado este sitio web, red social o "cosa rara", como queráis llamarle al invento. Sé que probablemente habrá muchos detractores de esa puerta de entrada a los secretos del alma. Los entiendo y los respeto. En mi defensa, sólo puedo contarles que navegando por el azul acuoso de Internet, he vuelto a encontrar a los amigos que creía perdidos a lo largo de la geografía del país o a lo ancho de la bruma que provoca el paso de los años. Con ellos me fui topando a medida que pasaban los días, con la intención sincera de saber de su presencia, de darle al "me gusta" de sus vidas para recordarles que no hace falta compartir la mesa de los sábados ni la afición de los domingos, que a través de este invento fantástico es fácil hacer un clic y evocar aquella vez que dividimos lágrimas o sumamos risas.
A lo largo del tiempo compartido entre juegos adictivos y citas de escritores que sentencian la vida, he visto muchas formas de integrarse en esta red. Están los más atrevidos, a los que no les importa mostrar su universo tal cual es, con la imagen de la playa por la que la pasean o el verso que describe el vacío que quedó en su corazón. Pero también los hay que ni siquiera ponen su nombre y te dejan un mensaje divertido donde dice "oye, que la bruja piruja no soy otra que yo".
Creo francamente que no hay más que pedirle a la red, porque no hay otra cosa mejor en el mundo que gente con la que compartirlo. Cada uno trae consigo sus bondades, sus maldades, su forma de dibujar el sendero por el que camina. Para mí personalmente Facebook ha sido todo un descubrimiento, un hueco en el que sé que siempre hay alguien, el lugar de reunión de mi pandilla, un soplo de aire fresco.
Feliz cumpleaños. Y que sean muchos más.
5 comentarios:
Me ha gustado mucho prima, creo que has descrito exactamente lo que es Facebook para mí y lo que siento cuando navego por sus interioridades. Un beso.
Me ha encantado la entrada ;)
Querida Mamen creo que no me cansaré nunca de decirte lo bien que escribes. Me he quedado con una frase dándole vueltas porque dices que con los amigos se dividen lágrimas y se suman risas. Y eso es una lindeza de expresión porque es verdad compartimos las penas y nos unimos a las alegrías. De verdad precioso.
Mar
Pues yo no me fío mucho de la seguridad de nuestros datos algunos los he falseado; pero aparte de eso coincido contigo en que es algo maravilloso que une a millones de personas, una ventana al barrio universal en el que cada día saludo a amigos de México o de Argentina o de Cáceres, comparto lo que vamos a comer y nuestro último poema. Me ha gustado mucho esta entrada. Un beso
¿Os habéis dado cuenta de que facebook nos ha hecho un regalo de cumpleaños? Qué guay todas nuestras fotitos con una música de fondo...ja,ja...
Gracias por estar por aquí a todos.
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