Esta mañana me acerqué decidida al bombardeo visual de las noticias de internet y estuve durante un rato viajando a través de los titulares que conforman cada día la estructura de esta pobre España, de esta Iberia que aguanta como puede el embite de los vientos de la crisis.
Vi, amalgamados con la política más seria, toda una serie de despropósitos surrealistas -Karmele Marchante o el arzobispo de Toledo entre ellos- resumiendo en una misma página, la historia actual de un país al que a veces, me parece ver caminar sobre esas placas de hielo de las que hablan las últimas precisiones meteorológicas.
Hay una noticia que me impactó por lo que conlleva, y es la posibilidad de que se retrase, al menos en dos años, la jubilación de los trabajadores.
Estaba claro que España no podría soportar durante mucho tiempo, la presión económica en la Seguridad Social, ejercida por el aumento de una población que envejece y por esas prejubilaciones a los 50, con las que se han ido parcheando los despidos en empresas situadas entre el cierre y la hecatombe.
Habrá que esperar unos días para saber cual va a ser la reacción entre la población trabajadora, porque supongo que el asunto traerá cola.
Pienso que en ésto, como en todo, el libro de los gustos se quedará siempre en blanco y cada uno irá rellenando las páginas, dependiendo de las miles de circunstancias que conpongan su vida. Habrá quien maldiga por lo bajo la medida, deseando como estaba de empezar con el hobby al que nunca pudo dar forma por el horario endiablado del currelo y en cambio, recibirá con esperanza la noticia todo aquel, que los hay y muchos, que veía su futuro reducido a las obras, en mi pueblo del tranvía, con las que inexplicablemente y desde que tengo memoria, han llenado las horas los jubilados de mi tierra.
A veces, cuando leo algo así, me da mucha pena ser "tan de letras" y perderme entre las cuentas oscuras de la macroeconomía. Yo no creo que un político responsable y todo un señor economista se equivoquen. Pero claro, como señores serios, con expedientes académicos labrados en las mismas Universidades, escriben posicionados unos a favor y otros radicalmente en contra, realmente es difícil opinar, como no sea dejándose influenciar por el color político o por los sentimientos.
De momento, y por edad, creo que voy a oir opiniones. Voy a preocuparme un poco más por Karmele , e interpretando a su estilo una canción sólo me cabe tararear que "lo de mirar las obras del tranvía...ya llegará otro día".

Vi, amalgamados con la política más seria, toda una serie de despropósitos surrealistas -Karmele Marchante o el arzobispo de Toledo entre ellos- resumiendo en una misma página, la historia actual de un país al que a veces, me parece ver caminar sobre esas placas de hielo de las que hablan las últimas precisiones meteorológicas.
Hay una noticia que me impactó por lo que conlleva, y es la posibilidad de que se retrase, al menos en dos años, la jubilación de los trabajadores.
Estaba claro que España no podría soportar durante mucho tiempo, la presión económica en la Seguridad Social, ejercida por el aumento de una población que envejece y por esas prejubilaciones a los 50, con las que se han ido parcheando los despidos en empresas situadas entre el cierre y la hecatombe.
Habrá que esperar unos días para saber cual va a ser la reacción entre la población trabajadora, porque supongo que el asunto traerá cola.
Pienso que en ésto, como en todo, el libro de los gustos se quedará siempre en blanco y cada uno irá rellenando las páginas, dependiendo de las miles de circunstancias que conpongan su vida. Habrá quien maldiga por lo bajo la medida, deseando como estaba de empezar con el hobby al que nunca pudo dar forma por el horario endiablado del currelo y en cambio, recibirá con esperanza la noticia todo aquel, que los hay y muchos, que veía su futuro reducido a las obras, en mi pueblo del tranvía, con las que inexplicablemente y desde que tengo memoria, han llenado las horas los jubilados de mi tierra.
A veces, cuando leo algo así, me da mucha pena ser "tan de letras" y perderme entre las cuentas oscuras de la macroeconomía. Yo no creo que un político responsable y todo un señor economista se equivoquen. Pero claro, como señores serios, con expedientes académicos labrados en las mismas Universidades, escriben posicionados unos a favor y otros radicalmente en contra, realmente es difícil opinar, como no sea dejándose influenciar por el color político o por los sentimientos.
De momento, y por edad, creo que voy a oir opiniones. Voy a preocuparme un poco más por Karmele , e interpretando a su estilo una canción sólo me cabe tararear que "lo de mirar las obras del tranvía...ya llegará otro día".