Hay épocas, cuando nos cansa y nos agobia el estrés diario, en las que más de uno hemos pensado que todo se lo debemos a esta vida ajetreada que nos ha traído la tecnología y la revolución industrial del siglo XX.
Qué fácil ¿verdad? pensamos, sería volver a un tiempo donde las cosas fueran más sencillas y no nos las hubieran complicado tanto con el ordenador de marras, el móvil que ya no nos permite la huída y ese despertador puñetero que nos espabila con una melodía cansina.
Pues bien queridos sufridores, imaginaos por un momento que imitando a las más tópicas y típicas películas yankis del sábado por la tarde, se produjera un total y absoluto apagón en nuestras tecnológicas y avanzadas vidas.
Para empezar, lo primero que haría es darle inutilmente al botón del ordenador pretendiendo indagar en mi gurú de internet la causa de tal despropósito. A continuación, intentaría llamar a una de mis hermanas para pegar la hebra sobre la razón del desastre, intento inútil ya que mi inalámbrico estaría sin señal de forma particular y la línea caída de forma general.
Salir a la calle en busca del lugareño que siempre se entera de todo, supondría bajar a patas todos los pisos que me separan del suelo, viéndome envuelta en este caso en los esfuerzos que estarían haciendo ya algunos de mis vecinos, por sacar del ascensor al que quedó colgado del tiempo en la sorpresa del apagón repentino.
No digamos ya plantearse qué comemos ese día porque claro, el sistema de vitrocerámica que todos tenemos, no hay manera de echarlo a andar sin la chispa correspondiente.
Los platos que puse la noche anterior en el lavavajillas, al que no pulsé para no molestar a los vecinos, me temo que me va a tocar fregarlos con estas manitas y un estropajo, a no ser que jugándomelo a los chinos le toque, con alguna trampa que otra, al bueno de mi marido.
Ni hablemos de las veces que le daríamos como por inercia al mando, a ver que dicen en la tele del desdichado fenómeno. El silencio de la casa me haría pensar que mi hija, sin música, o se ha convertido en budista o la fiebre le nubla el sentido.
No digamos nada si llega la noche a nuestras vidas y el problema continúa. El romanticismo de las velitas se nos agriaría para siempre en la memoria si nos coge sin cenar porque no hay ni pan, sin hielo para la copita que por definición tiene que acompañar a la luz mortecina de la estancia y con la impresión de que tu mejor camisa nunca saldrá indemne de aquel eterno lavado en el que quedó aprisionada.
En fín, señores, háganse con esto una idea de lo que tuvo que ser el mundo de nuestros bisabuelos, cosiendo a la luz de un candil, cocinando a golpe de abanico en el rescoldo y frotando hasta perder las uñas la ropa del hijo soldado que tenía que ir reluciente a cumplir el deber con España.
Me quedo con mi tecnológico y eléctrico estrés.
Dedicado a Laarpía3 ya que ella eligió el tema en la sección Hablemos de
17 comentarios:
Bueno pues algo así es lo que ha pasado en Gerona este año, así que si alguien de la zona entra en el blog tendrá mucho que decir. Es que por mucha tecnología que se tenga, muchas redes de transporte y de distribución un cero en una red de alta te deja una provincia entera sin luz, y ya ha pasado varias veces, Canarias, Sevilla, Cádiz, entre tornados y temporales, pasar puede pasar, y la verdad es que no estamos preparados.
Cuando erámos pequeños se iba la luz cada dos por tres, y como lo que nos pérdíamos era o el telediario de las 9 o la carta de ajuste, pues nosotros tan contentos, a cantar "¡Que vuelva la lú, que vuelva la lú" y a hacer sombras chinescas a la sombra de las velas, que por cierto, mira que se iba veces, pues lo único que aprendí fue la paloma, el conejo y el perro, jeje.
Ahora entre la vitro, el aire acondicionado (que digo yo que siempre ha hecho el mismo calor y no pasaba nada, pero ahora se va y nos falta el aliento sólo de pensarlo), el calentador eléctrico, la tele con más de cien canales, inútiles la mayoría por cierto, etc, etc, pues no podríamos pasar ni una hora sin volvernos tarumba.
Pues nada imaginación, que algo habrá que se pueda hacer no? Ah! y a comerse toda la comida del frigo, que si no luego hay que reclamar, jeje
Es verdad, la de veces que se iba la luz cuando éramos pequeños y yo no recuerdo que nadie se lo tomara a mal. A oir la lluvia y a hacer experimentos con las velas. Yo no sé teniendo la hermana que tengo que le gusta más una velita que a un regatista como no salió ardiendo mi casa. Eras horrorosa, un pestazo por toda la casa...ja, ja
Una vez me puse a hacer experimentos, nada de a los 8 años, con 28 en una vela que venía en un recipiente de cristal, ast que al final reventó el vaso y toda la cera se esparció por todo el salon, menuda bronca de Josema me gané
Jó !!...y que lo digas... Solo de pensarlo me entra el pánico. Ya no somos nada sin todos los electrodomesticos que nos facilitan la vida.
Saludos
Hace un par de años celebrando una Nochevieja se nos fue la luz en plena cena, sin problemas, sacamos velas para seguir con nuestra celebración y la verdad que aquello le dio un toque especial, distinto, prolongando el momento hasta tomar las uvas, aunque no me hubiera importado simular las campanadas.
Gracias por la entrada y la dedicatoria, me ha hecho mucha ilusión. Se me ocurrió lo de la tecnología porque, el otro día, el lavavajillas empezó a hacer aguas, y mi marido que es de los que dicen ahora lo miraré, me ha dejado dos semanas fregando; y, estando en esa tarea tan divertida, me vino a la cabeza las veces que he visto a mi madre fregando por la mañana y por la tarde, una y otra vez, y me hizo pensar en los cambios tan impresionantes que hemos tenido en tan poco tiempo. Me acordé de mis abuelos a los que les costaba la misma vida decir frigorífico y que se partían de risa el primer día que se vieron en una videocámara, pensaban que estaban en la tele; de cuando llegó nuestro primer televisor en color a casa; y de cuando lo más moderno era tener un Spectrum con una cinta que hacía un ruido enorme y se llevaba un montón de rato cargando para que al final apareciera una pantalla negra con dos palitos en cada esquina que hacían de portería y un puntito que hacía de pelota y a lo que llamábamos juego de ordenador ¿Qué haríamos ahora si nos quitaran la memoria USB, el MP3 y el Hipod, el teléfono móvil, el navegador, el e-mail, la Wii, la PSP, la Nintendo DS, el blog, el chat, el hotmail....? uf me está saliendo el humo por las orejas. Es verdad que la tecnología es buena y nos hace la vida más fácil, pero ¿no nos estamos pasando? y ¿que ha pasado con el elastiquillo, la comba, el juego de el matar, y las reuniones para jugar a el bingo o a el parchís? ¿no creéis que deberíamos mantener lo bueno de esa época?. A mi que soy una cibercateta no me gusta fregar, pero ahora mismo preferiría que esta tertulia fuera alrededor de una mesa de salón con una cervecita y unas patatas fritas, aunque entiendo que si no fuera por la tecnología sería imposible que mi humilde comentario lo pudiera ver el mundo entero.
De pequeño me encantaba que se fuera la luz,era algo que te sacaba de la rutina y te lo pasabas muy bien con todos alrededor de las velas,ahora es un fastidio que ye quedes sin luz porque dependemos totalmente de ella,no es como antes,que la cocina era de gas,no había fregaplatos y el frigorífico hacía tanto hielo que podía estar una semana sin luz manteniendo fresca la comida,jajajaja.
Supongo que los tiempos cambian y nada más. Sé que a los que ya pasamos de los ...taitantos nos llena de nostalgia recordar todo eso de lo que hablais y que a veces, como en la cena de JCR tenga hasta un tono mágico la vuelta atrás, pero fíjate yo que por mi profesión quizás debería estar más "anclada" al pasado, no me gusta pensar que tiempo pasado fue mejor. Creo que nuestros hijos se lo pasan tan bien con el messenger como nosotros con el elástico y que al fin y al cabo de lo que se trata es de ser feliz cada uno con lo que su tiempo le proporciona. Yo por ejemplo, me proponía una y mil veces llevar un diario con las ideas que se me ocurrían escribir, pero nunca fue tan divertido como ahora. Podríamos hacer esta tertulia con las patatitas, de hecho las hacemos y son divertidísimas, pero nunca hubíeramos oído la opinión de Fer, de JCR e incluso de algún anónimo que no sabemos de donde es. Esta tertulia que me ha permitido unir a mi familia con los compis, e incluso aunque no os lo creais con algún lector despistado que viene de Rusia, es así gracias a lo que la tecnología y la inteligencia de alguna gente nos ha proporcionado. Asumiendo que ello conlleva una parte enorme de maldad, de bombas confeccionadas para hacer el mayor daño posible, etc, etc... por lo demás bienvenido sea todo aquello que nos haga la vida más fácil. ¿no?
Si, tienes razón, la tecnología es fundamental nos ayuda muchísimo y nos lleva a todos los rincones del mundo en un momento, pero, es tan fría y tan impersonal, que me cuesta muchísimo pensar que dependemos de ella y me gustaría, aunque sé que es una guerra perdida, que mis hijos prefirieran el senderismo, el deporte o el parchís a la wii y al messenger.
¿ Y por qué no todo? Puede haber momentos de parchís, domingos de senderito y ratos de mensajitos por el messenger. Cuestión de prioridades.
Creo que no es cuestión de sustituir una cosa por la otra, posiblemente saber utilizar cada elemento en su momento, según apetencia o necesidad.
¿Creeis que estas nuevas tecnologías han hecho a nuestros niños más daño que beneficio? ¿éramos más felices nosotros en nuestra infancia? ¿qué pensais contertulios?
Utilizadas con extremo seguro que les hacen daño, nosotros empleábamos la imaginación, por lo tanto tenemos que enseñar a nuestros niños como usarlas y darles alternativas para que puedan jugar y divertirse.
No creo que fuéramos más felices, pero si mas conformistas. Yo con cualquier pequeña cosa nueva me volvía loca, y ahora tienen de todo y casi nada les apasiona, siempre quieren más de lo que les da y todo les parece poco, por lo menos los míos son así y creo que casi todos ¿no?. Si son sólo los míos así de exigentes, decírmelo por favor, a ver si estoy yo tan tranquila pensando que es un problema general y en verdad sólo yo tengo dos pequeños monstruitos.
Yo creo que en general todos son así,pero en realidad nosotros tenemos la culpa porque hemos pasado de la cultura en la que se pensaba que se era mejor padre cuanto mas recto tuvieras a tus hijos a la cultura de que el padre mas "guay" es el que es coleguita de sus hijos y no permite que les falte "de ná".Yo pienso que los mejores son los que antiguamente no eran tan extrictos y los que hoy en día no son tan "guays".¡¡¡¡SALUD!!!!..........Queeeeeeeeeee poquito va quedando,que poquito va quedando,para irme pa San Fernandooooooo.......
Pues aquí te estamos esperaaaaaandoooooo!, jeje
Yo creo que el progreso es bueno y que vamos por un buen camino. A nuestros hijos les ha tocado vivir una vida más cómoda, y como los niveles de vida son superiores a los que tenían nuestros padres, pues nuestros hijos tienen muchas más cosas que nosotros, (al menos así ha sido en mi familia).
Aunque pierdan algunas cosas que teníamos nosotros (hacen menos ejercicio, son más dependientes de los padres, etc), en general pueden disfrutar más de la vida y están viviendo mil veces más experiencias que nosotros. Yo no me monté en un avión hasta los veinti tantos o hasta la misma edad no pasé una noche en un hotel, o sin irnos a tanto, lo que hubiese dado yo por un viajillo en el tiempo y que de pronto me hubiese encontrado en medio de una tienda de Disney, rodeada de peluches, muñecos, todo con tantos colores, etc, etc. Yo que me volvía loca con que se gastara un champú para poder jugar con el tarro y tapón
Claro, estoy de acuerdo. Yo pienso que la vida está para vivirla, hombre siempre dentro de un orden, con cuidado para que no se vuelvan locos, o lo que es peor todavía, gili.. Pero hay que reconocer que es verdaderamente una pasada lo que están viviendo nuestros enanos. Y eso de que cuando lo tengan todo estarán de vuelta...y todo eso, no creo que se de el caso, al menos en mis hijos porque siempre habrá algo nuevo que querer, un móvil de última generación que desear lo suficiente para seguir manteniendo viva la ilusión. Y por supuesto, como decía antes, dentro de unos límites y aunque me llamen consumista, que les quiten lo bailao.
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