Hay veces que los temas para el blog me persiguen. Y todos diréis ¿y esto que quiere decir? Pues me explico.
Hay veces que por casualidad me encuentro en una conversación o leo una noticia jugosa y siempre pienso: esto es tema para el blog. Porque la verdad es que desde que me he construido por mi cuenta y riesgo este estrado desde el que os doy la tabarra del discurso, ando con las orejas abiertas de par en par, analizando y cocinando las historias que me llegan para luego dar pie al debate. Qué vamos a hacerle, cada cual se divierte o se distrae con lo que quiere.
Bien, pues el otro día, con la emoción del premio y todo lo demás, me dejé en el tintero un tema que no deja de ser curioso. Como os conté, mis amigos Kike y Fer me habían otorgado un galardón que llevaba implícito una exigencia. En el caso de Kike, creo que con la entrevista de la página Blog del día quedaba un poco cumplida ya que él solamente me pedía que contara algo sobre mí. Pero en el caso de Fer, el premio se concedía si se hablaba de algo más singular, más especial como son las manías.
Tengo que decir que yo no me considero una persona maniática. No soy muy de rituales ni de costumbres medidas. Creo que eso es debido principalmente a que en mí no se cumplen ninguna de las dos características que debe tener una persona maniática: no soy ni ordenada ni extremadamente supersticiosa.
Y es que al menos yo siempre he pensado que son esas dos formas de entender la vida las que te obligan, en unas ocasiones para guardar el orden exacto de las cosas y otras para no herir la sensibilidad del universo que nos mueve, a seguir un patrón que la mayoría de las veces es algo solamente anecdótico y en otros casos extremos puede llegar a convertirse en un verdadero problema.
Yo tengo, o al menos soy consciente, solamente una manía y no deja de ser llamativa y ”sinsentido”. Como en esta vida alocada tenemos miles de compromisos diarios, reconozco que soy mucho de calendario. Me gusta tener uno con grandes huecos blancos entre los números donde voy apuntando, con premeditación y alevosía, lo que tengo que hacer en el tiempo venidero. Hasta ahí, creo que es algo que no debe ser considerado “caso grave”. Pero hay una cuestión que como diría mi hija “me raya” y que nunca he comprendido. A medida que los días pasan, los voy tachando del calendario, no sé si para que se vea más claro que he ido cumpliendo con todas las responsabilidades apuntadas o para dejar señal de que he vivido. Ahora, eso sí, como un día me equivoque y tache el día en el que en ese momento vivo, es decir, el hoy, me da repelús, no lo puedo evitar. Me di cuenta una vez, sin querer, cuando me descubrí a mí misma relatando y tachando la raya de rotulador con la que había dejado atravesado por la mitad el hueco del presente. Me pregunté a mí misma en un arranque de contrariedad a qué venía ese malestar que no pude dejar de sentir las 24 horas y no estoy, a estas alturas, muy segura de la respuesta. Creo que es una especie de sensación extraña, como si tachando el día tuviera la osadía de estar segura de vivirlo, como si con ese rayón provocara de alguna manera al destino, y este pudiera decir: ah! ¿Si? ¿Tu estás segura de que vas a vivir el día entero? Qué paranoia más extraña.
Decía al principio de la entradita que a veces los temas vienen a mí, y es verdad. Llevaba unos días pensando en hablar de esto de las manías y este fin de semana, curiosamente y sin provocarlo, me encontré de lleno en una conversación sobre el tema. Estuve en un evento familiar y durante la comida le preguntaron a un familiar cercano que tengo que es psiquiatra el motivo de estas costumbres, refiriéndose en concreto a una serie de rituales que realiza Rafa Nadal mientras compite: se toca la nariz y las dos orejas, cierra de forma parsimoniosa la botellita de agua…
En este caso decía mi cuñado, el especialista, que son formas de mantener el control y aislarse de lo de fuera. Cuando realizas una serie de movimientos que son para ti familiares y habituales, te abstraes de lo que te rodea y tienes la sensación de que estás en tu terreno, en tu entorno, donde eres tú el que mandas.
Qué curioso ¿verdad? Yo como siempre con estos temas, embobadita estuve hasta los postres. Fue muy interesante la charla.
Bueno, a ver ¿Quién confiesa una manía?
11 comentarios:
Estreno los comentarios!!! En el tema de las manías soy un poco como tú. No soy ordenada ni supersticiosa. Pero una de las manías que tengo... es cuando voy a desayunar en el trabajo. Me gusta ir al mismo sitio y sentarme en la misma ubicación (siempre de espalda a la puerta y al lado de la pared, para que no me moleste la luz que entra de fuera). Me gusta ese sitio, siempre me adelanto un poco de mis compañeros para conseguirlo... pero desde que saben que tengo esta manía siempre me lo intentan quitar. Saludos!!
Je je ... Yo ya hice mis deberes... Estan escritos para quien quiera consultarlos. No es malo, si eres consciente de estas. Pasar la línea para que se convierta en obsesión, es lo peligroso.
Saluditos
Hola Isabel.
Lo peor de las manías es que los demás te las descubran porque no veas la carga que te dan, je, je.
Tus manías las leí Fer. Creo que lo tuyo está relacionado con ser ordenado. Las personas que son muy ordenadas se pasan el día organizando el desorden de los demás ¿a que sí?
Mamen, mi mujer tiene la misma manía que tú con los calendarios.
Rechaza todos los calendarios que le regalan en la frutería y en la panadería o la caja de ahorros si no son grandes con cuadros grandes como para utilizar como agenda, escribiendo las citas y deberes en su respectiva fecha. ¡Y cada día al levantarse tacha el día anterior!
Mi manía,si puede considerarse manía, es revisar cada noche antes de acostarme que las botellas del gas están cerradas, el cerrojo echado y las persianas de las ventanas bajadas.
Un abrazo
Pues en mi caso Juan, mi marido es el que es como tú. Revisa como dos o tres veces si el coche ha quedado cerrado, incluyendo el filito de las ventanillas de los niños. A mí algunas veces me pone de los nervios, sobre todo cuando se vuelve en el ascensor para asegurarse de que ha cerrado bien la puerta...Ja, ja
Hola Mamen, les comento lo que podría ser mi manía.
Sin nunguna connotación política, resulta que cuando me levanto por la mañana lo hago siempre con el pie derecho, al igual que cuando entro en algún ambiente o subo al colectivo (transporte público) o cruzo una calle, en fin ante cualquier cambio siempre con el pie derecho, es automático casi como sin pensarlo, pero desde hace mucho tiempo, no recuerdo cuando fue la primera vez, creo que viene desde muy niño, tendría que preguntarle a mi madre si mi primer paso lo hice con el derecho.
Y eso que quiero a mis dos pies por igual y ellos lo saben, los llevo a ambos desde que era muy chiquito, nunca un acto de discriminación por ninguno, miren que la izquierda ni se queja, lo toma como lo mas natural del mundo.
Haber si encuentro a alguien que le pase lo mismo pero con el izquierdo, así podríamos salir a caminar en pareja.
Bueno, bromas aparte, no se si es una manía o que, pero eso me pasa.
Un beso grande Mamen.
Gracias.
Pero Kike ¿de verdad que no tienes que pensarlo para empezar a caminar con el derecho? Ja, ja.
Mira yo tenía un compañero que cada vez que teníamos un examen tiraba piedras al mar (en Cádiz el mar está en todas partes). Bueno, pues decía: si no da siete botes no aprobamos. Mira que yo no soy supersticiosa, pero al final todos acabábamos contando los botecitos de la piedra con ganas de "coger por el cuello" al inventor de la gracia que podía decir siete como dieciocho...qué nervios.
Hola a todos, yo tampoco soy muy supersticiosa ni maniática, pero siempre utilizo el "por si acaso", quiero decir, que si me dicen "en fin de año hay que ponerse ropa interior roja" realmente no creo que eso te ayude en nada, pero "por si acaso" allá voy yo todos los años con algo rojo. En varias ocasiones, me han regalado amuletos de la suerte, y "por si acaso" los guardo y procuro no perderlos. No hay que tentar a la suerte ¿no?. Chari.
Buenas, yo no puedo permitirme el lujo de ser maniática, porque cuando empiezo con una manía, se me olvida hacer el ritual. Por ejemplo, la ropa interior en fin de año, como dice Chari, cuando ella me dice que la lleva puesta, es cuando digo...vaya! ya se me olvidó, así que no puedo ser maniática, porque al final es una angustia no acordarte de "cumplir" con tus manías....
Eso sí, cada vez que tengo que hacer algo que pueda cambiar mi futuro me gusta llevar ropa roja, para que me de energía positiva ...
Entonces tu futuro no depende de los astros ni de buda, depende de tu memoria...ja, ja
Pues sí que estamos compenetradas.Yo también he escrito un artículo sobre las manías titulado "Manías:¿Quién no las tiene?.Y, si no me equivoco,comenzamos a escribir el blog por las mismas fechas. Para más coincidencia tenía in mente escribir algo sobre el aleteo de las mariposas. Palabra. Lo dicho, deberíamos plantearnos lo de darnos la réplica...Saludos de nuevo.
elblogdebertasuhe.blogspo.com
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