lunes, 15 de octubre de 2012

Misión Olvido

La última novela que hemos leído y comentado en mi club de amigas ha sido "Misión olvido".
Creo que nos lanzamos a ella con avidez y con la tranquilidad de saber que íbamos a pasar un buen rato, sobre todo por el aval que nos proporcionaba haber leído ya otro éxito de la misma autora: "El tiempo entre costuras".
Pero tengo que decir que esta vez, al contrario de lo que ocurrió en la ocasión anterior, no hubo unanimidad y no nos ha gustado la obra a todas por igual.
Hubo una parte minoritaria que terminó la novela casi sin reservas ni reproches, y que se habían reencontrado con la escritora magnífica a la que ya conocíamos. Pero, curiosamente, la gran mayoría íbamos sin saberlo a la merienda con la misma idea, sintiendo que la historia se nos quedaba esta vez un poco "floja".
Nadie puso en duda en ningún momento que leer a María Dueñas es una delicia. Su prosa es elegante a la vez que sencilla y la verdad es que da gusto ir pasando las páginas para recrearse en la musicalidad de las palabras. En cambio, todas llegamos a la conclusión de que hay momentos concretos en que la historia se ralentiza. 
Pero sobre todo, el escollo fundamental que hemos encontrado al leerla, y me incluyo en esta opinión, es que la trama central de la historia parece estar un poco "inflada". Yo tuve la impresión de que era el momento de publicar este libro antes de que se apagaran las voces del éxito anterior, y la autora se ha visto forzada a sacar del horno un argumento humeante que a pesar del olor a especias que hacía soñar con un plato delicioso, éste no estaba del todo cocido y faltaba un poquito para hacerse por dentro.
Todos los que hemos rondado alguna vez por los ambientes universitarios sabemos que un becario es un ser que no tiene voz ni voto. Estás pero nadie te ve, trabajas pero nunca firmas ningún artículo ni recoges el fruto  del esfuerzo y la investigación. Por eso, la que más y la que menos no entendía ese nudo central sobre el que en un momento determinado da vueltas y vueltas el asunto, porque es absurdo por el papel que tiene encomendado la protagonista, esos enfados ni esos aspavientos. Es verdad que es una novela y que hay que darle un poquito de "licencia literaria", pero me gustan que las historias sean creíbles y en este caso,  a mí personalmente y a algunas de mis amigas (es nuestra humilde opinión) no nos lo ha parecido. Debe ser que este club se está volviendo muy exigente. 
¡Temblad, escritores!
Próxima lectura para diciembre: "Las horas distantes" de Kate Morton

4 comentarios:

Tatty dijo...

Las reseñas que he visto también son muy dispares y muchas señalan el problema de la parte central, a mí El tiempo entre costuras me encantó pero con este tengo dudas, no sé si me animaré a leerlo pronto
besos

Guisadora Duncan dijo...

Buenas tardes.
Pues a mí me ha pasado lo mismo, que me ha desencantado. Pensaba que me había vuelto muy exigente, menos mal que no soy la única.
Besitos.

JUAN PAN GARCÍA dijo...

Pues a mí me ha gustado más Entre costuras porque en gran parte trata sobre mi género perferido:el espionaje.
Pero no lo dije en mi reseña porque quería ser objetivo.Al no haber estudiado en la Universidad, no me he dado cuenta del detalle que cuentas sobre los universitarios; pero sí entiendo que en EEUU nada es lo mismo que aquí, por eso el que puede se va para allá a estudiar. De todas formas ése no creo que sea el punto débil de la novela, sino que por momentos se vuelve monótona e insípida.A mí me despertó del sopor la descripción del recorrido de Daniel por España y el encuentro con la farmacéutica, es una historia muy romántica y tierna, a pesar de que la conquista de los padres de la chica en la fiesta americana me parece que se han pasado tres leguas.
El momento álgido de la novela para mí ha sido cuando se desvela la posiblilidad (certeza para Danie) de que su mujer tenía un romance con el profesor: "El profesor no iba solo cuando murió".Esa frase me produjo un impacto tremendo.
La verdad es que las mujeres sois muy exigentes por aquí, eso explica que yo siga soltero y sin novia.¡Aynsssssss, cuánto hay que sufrir! Besos, Mamen

Mamen Orcero dijo...

Yo también agradezco vuestra sinceridad. A veces el machaqueo de la publicidad hace que nos de pudor decir de algo (ocurre igual con las películas)que no nos gusta. Es como si pensáramos que si tanta gente competente o "experta" dice que es bueno, cómo nosotros vamos a decir que no nos lo parece tanto. Pero ¿sabéis una cosa? cada vez me fío menos de los sabelotodos y más de mi percepción que al fin y al cabo es con la que convivo.
Bueno, lo dicho, gracias a todos por venir a comentar.

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